El Medio Oriente durante las tres últimas décadas ha estado estrechamente asociado a la progresiva subversión por las repercusiones de tres coyunturas sucesivas: la abierta por la guerra del Golfo en 1991, la creada por los atentados del 11 de septiembre y la que siguió a la llamada Primavera Árabe en 2011. Todo esto llevó a una ruptura islámica radical no solo en abierta confrontación con Occidente, sino también en contra de los gobiernos alineados con Estados Unidos. Las intervenciones militares contra el terrorismo, aunque contribuyeron a eliminar contrapesos existentes, no lograron sustituirlos por nuevos equilibrios relativamente estables.
Para poder acercarnos un poco al enfrentamiento que existe entre Israel y Palestina, es importante conocer las causas del caos geopolítico en que parece está inmerso el Medio Oriente en los albores del presente siglo. Estas tres coyunturas llevaron a una especie de parábola del caos en la que el escenario de llegada parece más volátil, que el de partida. Las interminables guerras en Iraq, Siria, Yemen y Libia se combinaron con la reactivación de viejos conflictos no resueltos en Palestina y Afganistán, lo que ha llevado al Medio Oriente a convertirse en el lugar del mundo con mayores desplazamientos de personas a causa de los conflictos armados.
La coyuntura creada por la Primavera Árabe, profundizó en forma inédita la crisis política y social, llevó no solo a problemas estructurales y a las desigualdades, al seno mismo del Medio Oriente. Este autoritarismo alentó la acción de alternativas contestatarias más radicales, en particular de la violencia sectaria islamista.
El panorama político de Medio Oriente sigue seriamente comprometido por el juego geopolítico de actores globales y regionales, por la beligerancia de la corriente yihadista y del sectarismo etnorreligioso, y por la vocación represiva de gobiernos autoritarios con una persistente capacidad de renovación. El Medio oriente, sobre todo la región del golfo Arábigo-Pérsico posee el 48% de las reservas mundiales de petróleo y gas natural, siendo la mayor exportadora de hidrocarburos; asimismo, en su entorno están enclavados cuatro de los siete estratégicos estrechos por donde circulan diariamente más de cincuenta millones de barriles de petróleo, para el mundo entero.
El indicador del gasto per cápita hace más ostensible la nueva realidad del escenario militar de Medio Oriente en los inicios del siglo XXI. El único país con gasto militar per cápita a la altura de las monarquías del Golfo es Israel, sin duda la gran potencia militar de la región, donde su seguridad nacional ha sido su mayor prioridad desde su creación en 1948. Israel cuenta con arsenales nucleares y una moderna industria bélica que le ha permitido ubicarse actualmente en el octavo lugar mundial de los exportadores de armamento.
Otro fenómeno geopolítico es el acercamiento de Arabia Saudita con Israel, lo que se ha interpretado no solo como una ofensa, sino también una traición a la corriente islámica musulmana, fenómeno que ha inspirado a países como Irán y Siria al apoyo de grupos terrorista como Hamás, para contener su influencia regional, propiciando un mayor desacuerdo en torno al diferendo palestino-israelí, la causa histórica del mundo árabe.
Todo este panorama ha llevado a que países como Irán, Irak, Siria y Rusia alimenten con armas y logística a células terroristas como Hamás, Yihad, Isis, Al Qaeda, Muyahidines, quienes mantienen con sus incursiones, permanentes tensiones y hostilidades, para que cada vez sea menos posible en la región un acuerdo, como el que ya estaban a punto de firmar con intervención de Arabia Saudita, los palestinos e israelíes.
Aunque la causa ancestral se sitúa en hermanos divididos por un conflicto a partir de su descendencia con Abraham, y el vientre de su criada esclava con quien tuviese su primer hijo Ismael, quien es expulsado con su madre Agar, después de engendrar al hijo de la promesa, Isaac; quedando divididos dos linajes bien definidos, pero con un resentimiento mutuo ancestral que la religión solo supo alimentar.
Padre Pacho