Es un análisis sagaz de la información en el libro “INFOCRACIA” del filósofo surcoreano Byung-Chul Han. Dice que vivimos aturdidos por el ímpetu constante de la comunicación y la información, nos sentimos inermes ante huracanes de datos que despliegan fuerzas deformantes de contenido. La digitalización afecta todo, la esfera política es una de ellas, que ha provocado graves trastornos en el proceso democrático. Las campañas electorales son verdaderas guerras “sangrientas” de información que se libran con todos los medios técnicos y psicológicos imaginables.
El libro muestra una imagen de la política actual como resultado de una transformación técnica del espacio público en el que la deliberación tenía su lugar. El debate sobre los efectos de la digitalización en el campo de la filosofía política, recoge elementos fundamentales del debate contemporáneo y los enlaza con líneas de reflexión que son de gran actualidad.
Los bots de cuentas falsas automatizadas se difunden en las redes sociales de noticias adulteradas y discursos de odio, influyen en la formación de la opinión pública. Ejércitos de trolls en internet que utilizan perfiles falsos para interactuar en redes sociales con el objetivo de molestar un perfil, haciendo comentarios negativos, insultos y cuestionamientos que generan polémica para atraer la atención y deformar la verdad. Las teorías de la conspiración y la propaganda dominan el debate político. Es la crisis de la democracia y es un cambio estructural de la esfera pública en el mundo digital.
¿Qué es? “Llamamos “régimen de la información” a la forma de dominio en la que la información y su procesamiento mediante algoritmos e inteligencia artificial determinan de modo decisivo procesos sociales, económicos y políticos (…) El factor decisivo del poder no es la posesión de los medios de producción, sino el acceso a la información, que se utiliza para la vigilancia psicopolítica y control y pronóstico del comportamiento (…) El régimen de la información está acoplado al capitalismo de la información, que deviene en un capitalismo de vigilancia y degrada a las personas a la condición de datos y de ganado consumidor.” Con estas palabras inicia su libro, “INFOCRACIA”, el filósofo surcoreano Byung-Chul Han. (Resaltado es mío)
Éste régimen hace que la reglamentación del trabajo o el adiestramiento haya quedado obsoleto. “El nuevo sujeto de la información de hoy no es dócil ni obediente, más bien cree que es libre, auténtico y creativo” (…) “El cuerpo es hoy objeto de estética y fitness, secuestrado por la industria de la belleza (…) La gente está obnubilada por la diversión, el consumo y el placer”.
Byung-Chul Han, intenta mostrar las negativas consecuencias que la era de la digitalización conlleva para la democracia. Ofrece una lectura de la transformación del espacio público a través de la globalización de la comunicación que impone la digitalización de los medios. Su tesis se basa en que esa transformación ha impactado el ejercicio político de un modo profundo y está en riesgo la democracia. Tenemos mucha información, que en muchos casos coinciden con nuestra manera de ver el mundo, fruto del manejo de la Inteligencia Artificial – IA.
Otros filósofos van en esa dirección, “Hay una sobredosis de información que narcotiza el conocimiento”, señala la filósofa iraní Maria Baghramian; “cada uno de nosotros tiene ahora acceso a fuentes de información que coinciden bastante con nuestros prejuicios previos y, por lo tanto, no los cuestionamos (…) el problema, más bien, está en nuestra incapacidad de disponer de herramientas epistémicas adecuadas para distinguir entre información buenas y “falsa o engañosa”.
Tomando como punto de partida la sociedad disciplinaria que describe, Paul-Michel Foucault, en vigilar y castigar, como característica fundamental de la época moderna, hoy ha dado un giro al nuevo concepto panóptico para señalar que las actuales sociedades de la información, la vigilancia ya no opera en términos espaciales. “Los vigilados no necesitan ser encerrados para que el control disciplinario opere sus efectos. En la era digital, la vigilancia ocurre a través de los dispositivos electrónicos conectados a internet. La sujeción producida por estos medios vigila en un modo de aparente libertad (…) Cuantos más datos generemos, cuanto más intensa sea nuestra comunicación, más eficaz es la vigilancia.” Hoy, “…las personas se sienten libres, no se sienten vigiladas, de manera paradójica, es precisamente esa sensación de libertad la que asegura la dominación.” El teléfono móvil, los PC´s son instrumentos de vigilancia y sometimiento. Difiere de manera notable a la sociedad que describe Foucault.
La visibilidad se establece ahora de manera diferente. No es a través del aislamiento, sino en la creación de redes. La tecnología de la información digital hace de la comunicación un medio de vigilancia. “Es un régimen que se apodera de las capas prereflexivas, instintivas y emotivas del comportamiento que van por delante de las acciones conscientes, es decir es una psicopolítica basada en datos que interviene en nuestro comportamiento sin que seamos conscientes de ello.” Dice Han. “La infocracia basada en datos socava el proceso democrático, que presupone la autonomía y el libre albedrío.”
Los mecanismos digitales de control, por ser abiertos y continuos son el modo de sujeción, que producen una versión degradada de la democracia. Señala que una transformación de dimensiones radicales han ocurrido en el espacio público infocrático, “… solo la red digital creó las condiciones estructurales previas para las distorsiones infocráticas de la democracia” (…) “La digitalización disuelve la acción comunicativa propia de la democracia representativa en que el discurso y la deliberación deben tener un papel central” (…) “En la era de la infocracia, se pierde el sentido de buscar las condiciones ideales de comunicación de una política igualitaria.” El espacio público de los medios tradicionales, como la radio y/o la televisión, han cedido su lugar a las transformaciones tecnológicas que la red de redes realiza en las formas de comunicación pública. En ella, la deliberación, el debate y la verdad dejan de ser relevantes como lo eran porque han sido reemplazadas por una guerra mediática en la que la discusión y la verdad son reemplazadas por una guerra de información.
En la infocracia, la deliberación y la verdad son reemplazadas por el marketing, los datos y las “verdades inventadas” a través de algoritmos matemáticos de incidencia en la opinión del público, como lo hacen los chatbots. Se elimina la necesidad del discurso entendido como medio para la relación con la alteridad y la expresión de la verdad. Al fin de cuentas, se altera comprensión política. “La descontextualización del mundo de la vida, destruye ese fondo político de la acción comunicativa.”
El filósofo esloveno, Slavoj Žižek, dice: “los chatbots son máquinas de perversión y oscurecen el inconsciente más que cualquier cosa”, define el “inconsciente digital” como: “un inconsciente sin responsabilidad, y que representa una amenaza a los vínculos sociales. Un sujeto no está implicado existencialmente en su comunicación, ya que esta la realiza la IA y no el propio sujeto”.
La infocracia disuelve las condiciones de diálogo que están supuestas en las teorías políticas de Hannah Arendt y Jürgen Habermas, que son parte significativa del análisis crítico de Byung-Chul Han. Para él, el espacio público ha dejado de ser un lugar para el debate. En su lugar, la minería de datos impone un conductismo sin discurso y sin los tiempos con los que el intercambio político tradicionalmente ha sido entendido por la filosofía. Ya no hay los debates políticos de antes. En 1854 Abraham Lincoln y Stephen Douglas discutieron en varios distritos por tres horas cada uno, en éstos debates hablaron de asuntos relevantes. Ya no sucede, lo vimos en el único debate Kamala Harris – Donal Trump.
Según Byung-Chul Han, el discurso político y su necesidad de alteridad para el desarrollo del debate y la comunicación pública quedan en una posición secundaria. En una vida carente significado, propósito o de valor, los datos conducen a la crisis de la democracia que hoy vivimos, “La democracia no es compatible con esta carencia, porque supone un discurso de la verdad. Sin embargo, la infocracia puede prescindir de la verdad”. (Subrayas son mías)
Byung-Chul Han dice muy poco de capitalismo y de las clases sociales. El factor decisivo para obtener el poder ya no es la propiedad de los medios de producción, sino el acceso a la información. Pero lo cierto es que la información sigue en manos de grandes corporaciones que pertenecen a sus dueños (CNN, ABC, FOX, The Guardian, Le Monde, RCN, Caracol, etc.) por lo que sigue siendo un problema de propiedad de los medios de producción, si bien el único cambio es que la producción se ha informatizado.
Byung-Chul Han, indaga el impacto de internet y las telecomunicaciones en la democracia. Las “fake news” y la crisis de la verdad están empeorado la calidad de la democracia, poniéndola en peligro en beneficio de esa “infocracia” que describe. Una advertencia que propone en su libro, pero a ésta no va acompañada de propuestas para contra restarla.
Lo cierto es que cada vez debemos ser más cuidadosos y críticos en el análisis de cuanto nos digan y/o escriban los medios de comunicación y las redes sociales, el discurso ha sido cambiado por shows, fake news, dark ads, trolls, etc.
“La democracia se hunde en una jungla impenetrable de información.”