Como anillo al dedo le queda este nombre a la vía más importante de la ciudad, la doble calzada a Cerritos. ¿Dónde diablos está el Comité de Movilidad de Pereira?, ¿Dónde están los técnicos de la secretaría de movilidad?, ¿y los de Planeación? ¿Acaso no hay alguien en la alcaldía que se percate de los altísimos niveles de accidentalidad que tiene esta carretera y tome decisiones acertadas?
Es evidente que la ciudad nos quedó grande, que todos los días estamos peor en materia de vías, que las grandes obras son a cuentagotas y que las muy pocas que se están ejecutando marchan a paso de tortuga. Hace décadas supimos que esta vía iba a colapsar y que se requerían varias intersecciones viales, al menos tres, y una ampliación a tres carriles. Pero nada importante ha pasado. Transcurren los años y nada se hace. Los «magos» de la ciudad han decidido (después de varios cambios e ideas diferentes) que se construirán en ella dos intersecciones viales, una a la altura de Galicia y otra un poco antes de la entrada a Cafelia. Y como no hay dinero para su ejecución se las colgaron al peaje de Cerritos y a sus paquidérmicas variantes denominadas pomposamente «Vías del Samán». Allí dormirán una década. Llevan tres años.
Mientras tanto los «genios» de la ciudad toman desacertadas decisiones: ordenaron (por peligroso) la eliminación del cruce vial a la altura del acceso al Tigre trasladando todo el flujo vehicular que allí se daba para el caótico cruce de Galicia. Sin embargo, dejaron otro mucho más peligroso cien metros antes, en el acceso al nuevo mall del Tigre. El flujo automotor en este sitio se incrementó por cuenta de este negocio y lo convirtió en el «cruce del infierno». No creo que haya otra intersección más peligrosa en todo el planeta. De la misma gravedad son los dos cruces que existen para ingresar a Belmonte. En Tránsito saben hace muchos años que son de muy alta accidentalidad. Urge cerrarlos y adecuar las vías en el sector de Expofuturo para que el deprimido de ingreso al estadio y a la Villa Olímpica asuma estos flujos. No se pueden trasladar a la glorieta del Pollo porque hace rato que también está colapsada. Por cierto, allí urge comprar todos los predios que existen hasta la Estación de servicio del Oasis para poder adecuar un carril de acceso a la vía a Cerritos de los enormes flujos vehiculares que llegan desde la variante La Romelia- El Pollo. Pero ya. Que alguien haga algo: es cuestión de vida o muerte
La «avenida de los colibríes» diseñada para aliviar los flujos viales hacia el occidente y los tortuosos trancones que padece la vía a Cerritos, única alternativa de desplazamiento hacia esa zona del país, bien podría llamarse «de las tortugas». Dos auxiliares de tránsito y tres obreros solitarios parecieran ser los únicos que trabajan allí. Vencida la fecha de entrega de la primera etapa nos queda la percepción de que ni al final del 2023 estará lista. Al pobre invierno le achacarán la culpa de la lentitud de las obras, aunque es evidente que no están comprados todos los predios necesarios y que lo poco que se ha hecho ha sido por tramos. Es desesperante apreciar casi una decena de máquinas pesadas (retroexcavadoras, bulldozers, cilindros, etc.) paradas allí, sobre los barrancos, como si estuvieran en un parqueadero, inmóviles.
La semana entrante les contaré sobre la obra más lenta en toda la historia de la ciudad, de otros trancones y también de algunas decisiones que podrían mejorar la movilidad de los pereiranos.
Ernesto, le faltó que 5 constructores se apoderaron de las curvas que debían desaparecer para que hubiera movilidad. Por eso hoy hay que construir vías al lado de donde no se podía construir.