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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

Actualidad“La deshumanización del hombre”

“La deshumanización del hombre”

Hoy el mundo está hablando, que estamos en un momento donde las cosas han cambiado radicalmente; pero desde una visión a priori, no es fácil entender, no solo lo que ha cambiado, si no es a partir de la profundización del cimiente antropológico, para captar porqué existe en el mundo todo un desencanto, de la humanidad, con el fenómeno humano.

Desde la misma reforma protestante en el siglo XV, la revolución científica, el humanismo, la ilustración, el proceso de racionalización de la edad moderna, el paso de un paradigma teocéntrico, a un paradigma antropocéntrico, se fueron convirtiendo en pináculos que, fueron llevando a un nuevo entendimiento del ser humano en el mundo.

Si partimos desde un rigor crítico, frente al devenir histórico del acontecer humano en los últimos siglos, aparecen unas corrientes catalogadas, por unos periodos bien definidos, con unas características que hacen propia cada época. El pensamiento renacentista, que retoma los principios de la antigüedad clásica; el barroco, una época caracterizada por fuertes disputas religiosas y por marcadas diferencias políticas; la época del romanticismo, un movimiento cultural en reacción contra la ilustración y el neoclasicismo, que fomentó el pensamiento crítico y el empirismo como bases del conocimiento y la sociedad.

Luego aparece la modernidad, que antepone la razón sobre la religión y la lucha por las libertades y los derechos de todos los ciudadanos. Surgen nuevas clases sociales y se industrializa la producción para aumentar la productividad y el desarrollo económico.   

Con el pensamiento de Rousseau, quien en su reflexión invita a derribar cualquier tipo de religión teológica, para implementar la religión civil, es así como aparecen una serie de virtudes públicas, donde ya no existe un transmundo más allá, ni mucho menos una dimensión supra terrena; con un nuevo orden que elimine los viejos prejuicios, las viejas costumbre, la edificación de un nuevo orden, que sea base fundamental, del mismo hombre. Este fue el primer paso del fenómeno secularista, que convirtió al hombre en el fundamento de todo.

Sin embargo, la modernidad signo de progreso y desarrollo humano empieza a desquebrajarse por diversos pensamientos, como el de los filósofos de la sospecha que, con una crítica al propio paradigma de lo humano, empieza a poner en crisis al hombre como sujeto de la historia. Un hombre desencantado del mismo hombre, por el mismo sufrimiento causado por las guerras, la misma deshumanización; un desencantamiento del sujeto mismo, ya que, empieza a dejar de ser eje, el centro del mismo mundo.

Con la aparición de una sociedad consumista, el desarrollo de las comunicaciones como el Internet, la revolución cibernética, la misma guerra fría, los escritos sobre la experiencia nacional socialista, conducen a la humanidad, a un desencantamiento, que algunos llaman postmodernidad, todo un proceso de separación del proyecto humanista.

El mundo ya no está centrado en el hombre, y es cuando empiezan a surgir los discursos ecologistas, las propuestas feministas, los movimientos indigenistas y todo tipo de grupos en contra de cualquier tipo de colonialismo. Es aquí donde empieza un fuerte cuestionamiento a la categoría de lo humano, como algo construido desde el pensamiento y la misma cultura, apareciendo nuevos lenguajes y una nueva categoría existencial, que es el “cuerpo”, desterrándose la idea del alma y desapareciendo el concepto de persona.

El centro es el cuerpo como algo, físico, inminente; el cuerpo que se convierte en un lienzo, donde se puede construir un género que no tiene que ser ni masculino, ni femenino, sino un listado virtualmente infinito. Un nuevo modelo que tira por tierra, la idea de “naturaleza humana”, un cuerpo de lo abstracto, pero no humano, un pedazo de carne que la técnica puede moldear de una forma u otra.

El cuerpo ya no depende de la biología, ni de la anatomía, no depende de la estética, ni de la belleza, no depende de nada. En cualquier momento puede convertirse en cualquier cosa. El cuerpo se vuelve una “prótesis”, para muchos en un enemigo más, en un estorbo; surgiendo un nuevo periodo que hoy vive el hombre denominado el “antiespecismo”, una ideología que pretende hacernos pensar que el humano es igual al microbio más despreciable del planeta, dando paso a un nuevo catálogo denominado “homogenización ontológica”, en el que el concepto de subjetividad, puede ser aplicado para todos los “entes”, un igualitarismo de todas las especies.

Un nuevo paradigma donde la “naturaleza” y su cuidado, se convierten en la nueva religión. El “ecologismo” el dios al que se le debe dar culto, a la “pacha mama”, la deidad que representa la tierra, la diosa de la fertilidad que encarna las montañas, la madre-naturaleza.

Con todo este recorrido, filosófico-semántico de quinientos años de historia, sería interesante preguntarnos: ¿Si lo humano, ha perdido su “naturaleza humana”, con sus características distintivas inherentes, es posible hoy hablar de derechos humanos? ¿El ser humano o esta prótesis hibrida, como suelen llamarla, ha evolucionado o involucionado en su pensar, sentir y actuar?

Padre Pacho   

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