El “Unicode” es uno de los símbolos más reconocidos de la historia, representa la unión de los trabajadores; se le usa, para representar el movimiento comunista. Está compuesto por una hoz que se asocia al trabajo rural superpuesta a un martillo, que es el trabajo industrial. Fue adoptado por los Bolcheviques durante la revolución rusa.
Se cuenta que cuando Lenin llegó al poder, se hizo un concurso de artistas, para escoger su imagen corporativa, entre las muchas propuestas, el ganador fue un martillo y una hoz y una espada, que representaba las categorías sociales que posibilitaron la revolución bolchevique; obreros industriales, campesinos y soldados, pero Lenin quitó la espada, por su connotación beligerante. Fue puesto sobre una estrella roja, posiblemente inspirada en la novela utópica de 1908, “La estrella roja” de Alexander Bogdánov, símbolo del ejército rojo y luego el distintivo de las torres del Kremlin. Sus cinco puntas, denotan, los cinco continentes y son relacionadas con el Internacionalismo Marxista, que en su manifiesto declara: “Proletarios del mundo, uníos”. El símbolo va sobre una bandera roja, un símbolo que se remonta a otra revolución, la de 1789 en Francia, usada por los insurrectos en la comuna de Paris, y que evocaba el radicalismo de la clase trabajadora.
En América latina se ha venido rescatando, sobre todo en los países bolivarianos, un símbolo que se ha convertido en la hoz y el martillo latinoamericano y es la “espada de Bolívar”, con una significación casi como un manifiesto: “Bolívar no ha muerto”; su espada rompe las telarañas del museo y no es ya un signo del pasado con el que se sella la independencia de la gran Colombia del imperio español. Un signo que en su momento integró la clase trabajadora, en el presente se eleva como estandarte liberador, contra los explotadores del pueblo.
El “Unicode” latinoamericano, o la “la espada”, retoma una vital importancia, para congregar a partir de este símbolo la lucha bolivariana. Sin embargo, aunque quiera considerársele como el signo que marcó la libertad hispana, nuestros historiadores aseguran que es imposible determinar si perteneció realmente o no al conocido libertador de América. Si así lo fuera debemos recordar un poco de aquella historia que solemos no conocer, y hoy con mayor fuerza cuando se quiere presentar con una nueva relectura soterrada y amañada a las nuevas generaciones.
Cuando Napoleón fracasó en su campaña y Fernando VII recuperó el trono de España, envió a Pablo Morillo a reconquistar América; los criollos no se ponían de acuerdo de cómo organizar la República. Existía un choque entre Realistas y Patriotas, en medio de esa discordia llegó el contraataque español, los Patriotas que sobrevivieron se fueron a resistir al Casanare y allí llego Simón Bolívar, que no estuvo en el grito de Independencia de 1810, a unir fuerzas y reorganizarse con Santander para liberar la Nueva Granada.
En su estrategia los ejércitos libertadores necesitaban cruzar la cordillera oriental, pasando por el páramo de Pisba, para llegar al lugar donde se encontraban los ejércitos españoles al mando del general Barreiros. Nuestro ejército y sus caballerías no estaban acostumbrados a escalar montañas, muriendo muchos en su propósito.
Una de las batallas más sangrientas ocurrió en el Pantano de Vargas, una guerra a muerte, con Santander al mando; Barreiro viendo al enemigo debilitado, clavó la bandera española en el cerro y grito “Viva España”, y se lanzó con la caballería y Bolívar exclamo: “perdimos la batalla”. para suerte de los Patriotas apareció Roldón un intrépido llanero, que con 14 jinetes le dijo al general: “cómo vamos a perder, si nosotros no hemos peleado” y es cuando Bolívar le dice ¡salve usted la patria” y esos catorce jinetes se transformaron en Centauros, y se lanzaron contra los Realistas, cambiando el rumbo de una batalla que fue decisiva en la campaña libertadora.
Barreiro retrocedió con sus tropas, y la mañana del siete de agosto, las tropas libertadoras se ubicaron en el Puente de Boyacá, entre la niebla apareció el ejército libertador, mientras Bolívar estaba en lo alto en la casa de teja, como le suelen llamar, observando desde allí la batalla; los Realistas quedaron divididos y Santander al frente los hizo retroceder; Rondón y sus lanceros envistieron sin miedo y de frente, con una victoria, rápida y contundente, vencieron al ejército Realista, al tomar prisionero al general Barreiro, abriéndose así las puertas a la Independencia de todo un continente.
Como dice nuestro himno: De Boyacá en los campos, el genio de la gloria, con cada espiga un héroe, invicto coronó. Soldados sin coraza, ganaron la victoria, su varonil aliento, de escudo les sirvió. Centauros indomables descienden de los llanos, y empieza a presentirse, de la epopeya el fin.
¿Por qué, cuando se quiere enseñar la historia, pretendemos sesgadamente, entregarle el honor, a quienes, aunque se les llame el gran “libertador” o “emancipador”, con su mítico símbolo, “su espada”; cuando realmente, los verdaderos héroes como Rondón y sus indomables lanceros o el mismo Santander, fuero quienes realmente, tuvieron el arrojo y la valentía, de proclamar “que el rey no es soberano”, enarbolando la bandera de una tierra, que clama independencia al mundo americano?
Padre Pacho
Lectura lineal y descontextualizada la del padre pacho con relación a la guerra emancipadora y especialmente, acerca del papel preponderante y descollante de Bolivar. Si bien Bolívar no fue en la primera línea en cada una de las batallas que dirigió, no debe olvidarse que fue el genio que logró desde el punto de vista político, logró interpretar el momento histórico que se vivía, y que de lo que se trataba era de la emancipación del yugo español. Y además, avizoró cómo ninguno otro de su época, el papel imperialista de los nacientes Estados Unidos de Norteamérica. Qué tal qué a Bolívar lo hubieran matado en las primeras de cambio, a manos de Los españoles, Otra hubiera sido la historia de 1819; posiblemente nos hubiéramos liberado, pero varias décadas después. Bolívar fue el “cerebro” de la primera emancipación y nos advirtió de la segunda independencia, esta vez, de EEUU.