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PolíticaLa imagen del alcalde y el gobernador

La imagen del alcalde y el gobernador

Por LUIS GARCÍA QUIROGA

No es posible pasar inadvertidas las encuestas que muestran las malas calificaciones a la gestión del alcalde de Pereira, Carlos Maya. Aún no hay encuesta sobre la gestión del gobernador Víctor Manuel Tamayo, pero se percibe que apenas es ligeramente mejor que la de Maya.

A 15 meses de iniciado el período constitucional de ambos mandatarios (y ya sin esperanzas de ampliación por dos años más) las encuestas perjudican a Maya, porque la gente espera más de su alcalde que de su gobernador. Es más incómodo ser alcalde porque de lo que pase en el territorio, su responsabilidad es mayúscula.

La encuesta del Centro Nacional de Consultoría auditada por Yanhaas trae estos datos que caen como anillo al dedo para entender (lo importante es entender) lo que la gente piensa del fenómeno político de gobernar.

A la pregunta: ¿En su opinión quién o quienes son los responsables de que las cosas vayan por MAL CAMINO en su municipio? R/ Alcalde 43%; Gobierno Nacional 42%; políticos 27%; delincuencia común 21; Gobernador 19%, Ciudadanía 17%; y otros.

Es muy contundente el dato según el cual un alcalde es el gobernante por excelencia y un gobernador no sea ni la mitad de responsable cuando las cosas van mal. Pero al entendimiento de la gente, si un alcalde no está conectado con la gobernación, con el gobierno nacional, con los políticos y con la ciudadanía, está perdiendo más de la mitad de la torta de la gobernanza, que no es lo mismo que gobernar.  

Y eso tiene un peso específico con miras a las próximas elecciones de congresistas en las que -no nos digamos mentiras- todos los mandatarios se juegan sus cartas, porque son parte de su propio futuro.

Y viene al caso que el pasado viernes estuvimos en la UTP en la presentación de la Encuesta Pereira Cómo Vamos -un esfuerzo de varias universidades e instituciones privadas de la ciudad, además de la Fundación Corona- cuyo muestreo consulta grupos poblacionales (edades, género, nivel socioeconómico y zonas), proporcionales a la población habitante de Pereira según el Censo Dane 2018.

Habrá quien espera que ésta no sea la primera encuesta pre electoral para Congreso de la República.

Pero independiente de esa sutileza, tanto el alcalde como el gobernador deberían darle más importancia a la encuesta de Calidad de Vida Pereira Cómo Vamos, porque los temas que consulta son muy sensibles a la ciudadanía consultada de los 18 a 56 años en adelante: optimismo, situación económica y pobreza, salud, seguridad y justicia, participación y corresponsabilidad, educación, espacio público, movilidad,  servicios públicos y gestión pública.

En esta última, la encuesta premia o castiga al mandatario pereirano, más no al gobernador, lo que no tiene sentido por cuanto el gobernador también ejerce autoridad en el territorio de la capital (por ejemplo, el caso San Isidro en Puerto Caldas, donde la alcaldía recién evacuó a invasores de la banca del ferrocarril y el gobernador siempre tan pendiente de lo social -a veces bien a veces muy mal-, intervino ofreciendo ayudas).

Creemos que por razones como esa, Pereira Cómo Vamos debería incluir la pregunta de lo que piensan los pereiranos sobre la gestión del gobernador en benefico de Pereira.

En todo caso, en la tercera fase de la encuesta Pereira Cómo Vamos, se pregunta: “Después de concluido el primer año de gobierno, ¿qué tan satisfecho está con la gestión global de la Alcaldía? El 25,3% dijo estar satisfecho, el 55,1% expresó su insatisfacción y el 19,6% ni satisfecho ni insatisfecho”. O sea, de cada 10 pereiranos, más de la mitad no sienten la gestión del alcalde Maya y otros dos no lo ven.

El caso del alcalde Maya merece un análisis de fondo, porque sería absurdo e injusto decir que no tiene voluntad para hacer las cosas. Es probable que el entorno de la pandemia no le sea favorable, pero es el mismo que tienen otros alcaldes más exitosos. Maya puede estar equivocado, e incluso ser obstinado, egoísta y arrogante como dicen algunos. He hablado con él varias veces, no tan a fondo como uno quisiera, pero he visto que quiere hacer un buen gobierno.

El caso es que la gente no lo ve así y eso es lo que dice la encuesta cuando pregunta: Las cosas en la ciudad en general ¿Van por buen camino o por mal camino?

Veamos el resultado consolidado entre la primera fase de Pereira Cómo Vamos realizada entre julio y agosto de 2020 y la tercera fase entre el 9 y el 20 de febrero pasado.

Por buen camino bajó del 41,4% al 30,2%; por mal camino subió del 31,5% al 41,1% y Ni por buen camino Ni por mal camino, del 27,1% al 28,7%. El pesimismo es evidente.

Algunas personas influyentes me dicen que Maya debería revisarse de cara a la percepción que tienen de él. Que en no pocas ocasiones  el ego lo domina. Que aunque oye sugerencias y recomendaciones, se limita a decir que lo va a pensar y al final la suya es la suya. Que tiene un gabinete muy liviano. Que está secuestrado por los compromisos, por un sanedrín y un grupúsculo del Concejo. Últimamente preocupa que inicie una gran obra y se teme que no logre los recursos para terminarla. Y no falta quienes digan que Gallo le dejó la vara muy alta. O que Gallo es el que sigue mandando.   

Para satisfacción del trabajo encuestador de Pereira Cómo Vamos, en la más reciente encuesta del Centro Nacional de Consultoría CNC auditada por Yanhaas, en la página 83 y el ítem 24, la pregunta es: De una calificación de 1 a 5, donde 1 es Pésima y 5 Excelente ¿Qué calificación le daría al alcalde de su municipio/ciudad? La calificación para el alcalde de Pereira, es de 2,9%.

Son dominantes las percepciones de pesimismo, incertidumbre, pobreza, trancones, hambre, atracos, invasiones, economía decadente y otros calificativos que no anotamos porque sería hacer leña del árbol caído.

No parece equivocado señalar que hay factores determinantes que van más allá de la buena o mala gestión tanto del alcalde como del gobernador. Sería tonto si en el medio de todo, uno no viera el tema político electoral y la puja de egos de lado y lado, cuando lo que quiere la ciudadanía es que sus dos principales mandatarios trabajen unidos y enfocados en las soluciones y que de la política se encarguen los que aspiran, salvo que le estén apostando más a lo primero que a las soluciones.

Si así no fuera, la gente no los calificaría tan podridamente mal apenas en la raya de partida del segundo año de mandato, porque tan mediocre percepción sería un castigo  pre electoral y un papayazo para la oposición alternativa.

Es malo para la ciudad y la región que los dos principales gobernantes estén mal calificados, pero es bueno que sea antes de la mitad del período de ambos, porque aún tienen tiempo de corregir el rumbo.

Gobernador y alcalde deberían mirarse al interior de ellos mismos, tener propósitos superiores, agendas comunes y ponerle el pecho a las soluciones y las expectativas de las gentes buenas y preocupadas por la suerte del territorio. No es poca cosa ni mucho pedir porque para eso fueron elegidos.

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