Por JUAN ANTONIO RUIZ ROMERO
Especial para El Opinadero
Si hay una empresa de la cual nos sentimos orgullosos los pereiranos es de Frisby. Esa percepción ciudadana se ha consolidado con tres factores complementarios: la confianza que genera, la constante formación del recurso humano y la calidad y permanente evolución de sus productos.
Catalogado por Portafolio como “abanderado del Capitalismo Consciente”, Don Alfredo Hoyos Mazuera ofreció este consejo a las nuevas generaciones de empresarios: «Cuando un joven quiere emprender un negocio, debe pensar para qué lo quiere crear y a quién va a beneficiar. Y eso lo debe llevar a un propósito superior que trasciende las utilidades«.
Y ese propósito superior es solo una parte del exitoso proceso de coherencia empresarial de Frisby, en donde cada componente es fundamental: el equipo directivo; los empleados -a quienes denominan colaboradores- y sus familias, y los clientes, razón de ser de cualquier negocio.
Inquieto y audaz, don Alfredo se rodeó de expertos en desarrollo humano como Frank Cardelle y Andrés Flórez, que se convirtieron en punta de lanza para las capacitaciones constantes sobre liderazgo, trabajo en equipo, crecimiento personal, programación neurolingüística y biodanza, en donde tiene también papel protagónico su esposa, Liliana Restrepo.
Por esa mística, por las jornadas de formación a sus colaboradores; por la innovación constante en el menú y por la amplia cobertura del mercado nacional, con más de 260 puntos de venta y 4 mil empleados, Frisby lidera desde hace varios años el escalafón de ventas del pollo frito en Colombia, por encima de otras reconocidas marcas del país y del exterior.
Además, desde hace 25 años, cuando aún nadie hablaba de responsabilidad social empresarial, la Fundación Frisby asumió el manejo del Instituto Tecnológico Dosquebradas.
Allí con un modelo pedagógico biocéntrico, que da prelación a la vida y a la afectividad, se forman estudiantes en los niveles de Preescolar, Básica Primaria), y Media Técnica (Desde Jardín hasta undécimo), en dos jornadas (mañana y tarde). El Instituto, en alianza con el SENA Risaralda, ofrece una formación de carácter técnico en las líneas de procesamiento de alimentos y gestión de empresas agroindustriales; con lo cual los egresados obtienen una doble titulación al terminar su ciclo de educación media.
Sumado al colegio, Frisby cuenta también con variados estímulos para los colaboradores y sus familias, con becas, bonificaciones, auxilios para vivienda, fondo de empleados, celebraciones internas y descuentos especiales.
Alfredo Hoyos Mazuera representa el talante del empresario que quisiéramos en Colombia. Un hombre consciente de sus responsabilidades como generador de empleo e ingresos; pero sobre todo, alguien que entendió que el éxito empresarial está mucho más allá del ámbito individual y que podía construirlo “con y para los otros”. Así lo resumió y ese es su mayor legado:
“El único fin en sí es el ser humano y el desarrollo de su conciencia. Lo demás son medios o herramientas para su servicio, pero no para sustituirlo. El dinero no es un fin sino un medio, la tecnología no es un fin sino un medio. No podemos convertir al sujeto en un objeto. La utilidad de una empresa es un valor agregado después de cumplir con la sociedad, el medio ambiente, los colaboradores y los demás grupos de interés”.
El altruismo representado en una gran empresa.