Por Juan Guillermo Ángel Mejìa
La Superintendencia de Industria y Comercio, el día 13 de este mes, produjo una circular para los Presidentes Ejecutivos de las Cámaras de Comercio en la cual recuerda que, en los últimos meses, presidentes ejecutivos y miembros de las juntas directivas de las cámaras de comercio están siendo investigados y otros han sido suspendidos por los entes de control, “debido a los malos manejos de los recursos públicos, así como las indebidas prácticas en los asuntos que conciernen a la ordinaria administración de las mismas”.
El señor superintendente recuerda cómo los directivos son responsables del control y evaluación de la gestión e insiste, “es la junta quien tiene la responsabilidad de elegir al presidente ejecutivo”, dice “que se hace necesario promover conductas trasparentes e íntegras para fijar los topes salariales”, insta a las Cámaras para que adopten efectivas normas de buen gobierno corporativo, así como manuales de procedimiento de cada una de las actividades, “que permitan el adecuado control, racionalización de los recursos, disminución de riesgos y eviten prácticas irregulares, fraudulentas y poco trasparentes.”
Este comunicado parece calcado de las actuaciones que denunciamos y apunta a corregir los defectos que pusimos oportunamente a la consideración de la misma Superintendencia, quienes a la junta de Pereira renunciamos.
La circular entonces no surgió de la nada; por el contrario es una respuesta a un mal que como virus maligno ya se ha hecho evidente a las ya mencionadas de: Barranquilla, Cartagena, Ibagué, Cúcuta, Villavicencio, Montería, Armenia y Pereira, y a ellas acaba de sumarse la de Neiva; cada que se levanta la enjalma aparecen las peladuras.
Lo que ahora se conoce no es novedad, asomó por cuenta de los nuevos miembros a las juntas directivas; en el caso de Pereira la Contraloría General de la República puso de presente la falta de controles y procedimientos trasparentes, incluso requirió la devolución de dineros para no verse obligada a iniciar una acción penal. A lo que encontró el ente investigador, se suma la actuación de la presente junta directiva la cual, con maniobra torticera, logró por primera vez en la historia, que el presidente ejecutivo de la cámara no resultara elegido por la decisión estatutaria de la mayoría calificada de la misma junta y si a ello sumamos que ha eludido sistemáticamente el debate público sobre su proceder y lo peor que acudió a buscar apoyo político para santificar lo que sigue siendo oscuro y a trucos publicitarios como es publicar fotografías acompañados de reconocidos personajes, quienes no sabemos si se sienten cómodos con la conocida estrategia de la “liga” de imágenes.
Las cámaras de comercio están haciendo agua, son beneméritas instituciones centenarias responsables de la custodia de la fe pública, por esa misma razón, como lo afirma el señor superintendente, “lo anterior quebranta las legítimas expectativas de los comerciantes, empresarios y usuarios de las Cámaras de Comercio. Es de resaltar que las cámaras de comercio no deben convertirse en escenarios de manejos políticos o de favorecimiente de intereses personales..”
Es entonces hora de que el superintendente haga realidad lo que ofrece cuando dice que “en ejercicio de su función de vigilancia y control de las cámaras de comercio …..no dudará en imponer las sanciones previstas en la ley…….y denunciará a las autoridades competentes para que sean juzgados con el más estricto rigor.” Por lo dicho es urgente que prestemos atención a este enfermo grave y así de garantizar la confiabilidad de tan importante entidad que ha sido y deberá recuperar la confianza, el respeto y ser ajena a la manipulación de las camarillas que de ellas se apoderaron.