PENSANDO EN VOZ ALTA.
De acuerdo con la página ACI-PRENSA, en los últimos 4 años se han retirado de la iglesia católica alemana más de un millón de personas. Todas decepcionadas con los escándalos de esa institución y el silencio de los obispos que, vinieron a reaccionar por las denuncias de la prensa libre. El asunto no tendría mayor relevancia si no fuera porque en Alemania, los feligreses subsidian con ingentes sumas de dinero a la iglesia de sus afectos.
Allá, cada ciudadano expresa en la declaración de rentas a qué institución eclesial pertenece y el Estado tiene que girarle entre el 8 y el 10% de los impuestos que paga. Así las cosas, se calcula que la organización católica ha perdido más de 8000 millones de euros, por año. En pesos serían más de 32 billones, anuales.
Con parte de ese dinero, todo hay que decirlo, los católicos alemanes financian muchas obras sociales en el mundo subdesarrollado. Pero también, los excesivos lujos de las jerarquías han sido evidentes.
En Colombia pasa lo mismo con menos notoriedad porque aquí no estamos obligados a declarar renta en favor de la iglesia católica. Pero los jerarcas se vanagloriaban de su 99 por ciento de católicos a quienes les imponían sus decisiones, sin chistar. Los obispos eran los jefes del partido conservador a cuyos aspirantes ponían en fila india en pos de la presidencia. A los liberales de otros tiempos los tildaron de ateos, comunistas y masones y, no eran nada de eso. Eran anticlericales, que es distinto, pues siempre se opusieron a que el Estado y la Iglesia se coaligaran contra el pueblo. Un tal monseñor Willis, azuzó la violencia de manera descarada y perversa y, hoy tiene un proceso de canonización. ¡Qué tal esa! Y, “me venís a decir que la iglesia es santa, no me jodás”, como decía Maradona.
Muchos han cambiado, valga decirlo y en el caso del abandonado Pacífico, si no fuera por la voz valerosa de esos prelados, el pueblo negro estaría más jodido aún. Pero son la excepción.
Hoy día dicen que los católicos colombianos son un 70 por ciento, cifra que todavía es alta. Pero en realidad es mejor hablar de bautizados, que no es lo mismo porque, en verdad, la inmensa mayoría no tiene práctica alguna y va al templo por algún evento social como bautismo, matrimonio o funeral de un amigo o conocido.
*Petro, ovacionado en el Mundo y con gran reconocimiento interno. Saldremos a marchar en paz y respeto por el disenso. Condena total a cualquier acto de violencia o destrucción.
Jaime Bedoya Medina.