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DeportesLas grandes crisis del fútbol colombiano

Las grandes crisis del fútbol colombiano

Por Hugo Ocampo Villegas.

Asistiendo como espectador y lejos del ruedo de la que considero ‘madre’ de todas las crisis del fútbol profesional colombiano, una especie de pandemia directiva que lo está infectando todo, es oportuno echar una mirada al pasado para recordar que la disputa de ‘egos’, la mala gestión administrativa y un cierto entorno contaminado han afectado también su desenvolvimiento a través de sus siete décadas de historia.

La primera gran crisis empezó a vivirse desde el año 1953, como consecuencia del Pacto de Lima que se firmó en 1951 para frenar la piratería de jugadores extranjeros en el fútbol colombiano y que debía cumplirse en su totalidad a más tardar en el año 1954.

La famosa época del Dorado Colombiano (1950-1952) tuvo sus raíces en la llegada al país de alrededor de 300 jugadores de todas las nacionalidades del sur del continente -en especial argentinos, uruguayos, paraguayos y peruanos- que, desconociendo los derechos de sus clubes y tentados por los dirigentes nuestros, que osaron desafiar la legislación internacional, se vincularon a los clubes colombianos sin la debida transferencia. Fueron por ellos, les ofrecieron y se los trajeron como si nada.

En cumplimiento de este pacto, la partida de las grandes figuras hizo que el público se fuera alejando de los estadios. A finales de 1953 la mayoría de clubes incumplieron los compromisos económicos con sus jugadores. Llegaron los embargos, las amenazas y las salidas intempestivas. El fútbol colombiano entró en un bache.

Desaparecieron definitivamente ocho equipos del campeonato. Y otros, como el Deportivo Pereira, tuvieron ausencias, unas cortas y otras prolongadas. Pereira faltó en los años 1954 y 1955, pero otros demoraron más en volver: Junior de 1953 a 1966, el Sporting que regresó en 1988 y el Deportivo Cali que no jugó tres temporadas, del 56 al 58.. Un dato final: de jugarse el torneo con 18 equipos en 1951 y 15 en 1952, se pasó a 10 en el año 1954. Sólo hasta la década del 60 el fútbol pudo volver a afianzarse

Pero, esta década estuvo marcada por otro conflicto: el primer enfrentamiento entre dirigentes. La Adefútbol era la entidad reconocida por la FIFA, con manejo directo de las selecciones nacionales para los torneos internacionales pero no disponía de mayores recursos económicos. Los clubes profesionales, dueños de la plata y con el deseo de restarle poder a la Adefútbol y conseguir el reconocimiento de la FIFA conformaron la Fedebol en 1964.

El conflicto llegó a tal punto que en 1965 la Selección Colombia disputó las eliminatorias al Mundial de Inglaterra 1966 con jugadores ‘amateur’ porque los profesionales ya eran parte de la Fedebol. Colombia tampoco tuvo participación en la Copa Libertadores de 1965 y 1966. Finalmente, hubo un acuerdo entre Adefútbol y Fedebol y nació Colfútbol que fue reconocida por la FIFA en 1971. Esta entidad es hoy la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) hasta la actualidad.

El tercer gran conflicto de nuestro balompié fueron los dineros calientes del narcotráfico en los años ochenta que penetraron muchos sectores de la económica del país. Esa riqueza ilegal aparte de exorbitar los costos de los jugadores permeó el juego limpio en las canchas pues fueron muchos los escándalos de árbitros comprados, jugadores sobornados y de equipos que apalancados por los ‘nuevos ricos de la Dimayor cedían resultados de sus partidos para asegurarse como sus filiales, pues parte de su nómina la pagaban quienes cedían los jugadores a préstamo.

El punto de quiebre fue el asesinato de un árbitro y la cancelación del campeonato de 1989, aunque los dineros oscuros persistieron en blanquearse a través del negocio del fútbol por dos décadas más, hasta que lentamente se fueron desmantelando los carteles de la droga.

Justamente el retiro paulatino de la mafia del narcotráfico ante una vigilancia que se hacía más recurrente por los órganos de control, fue el origen de la cuarta emergencia del fútbol profesional colombiano: la gran crisis económica de los años 2010 y 2011.

El endeudamiento de los clubes se hizo excesivo producto de los dineros ilegales pero al quedarse sin el músculo financiero con la desmontada de los carteles de la droga los balances financieros negativos empezaron a aflorar de manera preocupante, atribuible también a una obsoleta legislación en la estructura de los clubes deportivos y a las malas prácticas administrativas que llevaron al gobierno a proponer su constitución como sociedades anónimas. Varios equipos, entre ellos nuestros Deportivo Pereira, tuvieron que acogerse a la Ley de Quiebras, declarándose insolventes. El proceso de liquidación de Corpereira ha sido un proceso de nunca acabar.

Hasta que encontramos hoy la ‘madre’ de todos los problemas del fútbol profesional colombiano con amplia exposición mediática por estos días: su ‘división mayor’. El partido de los ‘egos’ empezó a jugarse desde hace justamente dos años cuando los clubes de la Dimayor nombraron presidente a Jorge Enrique Vélez al votar 20 de los 36 afiliados la salida de Jorge Perdomo de dicho cargo. Aparte de la pelea que desde muchos años atrás han tenido cazada las dos ramas de la Federación Colombiana, la Dimayor y la Difútbol. Es obvio, quienes defendían a Perdomo quedaron resentidos.

Y para agravar la situación, el otro golpe llegó justamente por el lado de la Federación, sancionada con sus dirigentes por la Superintendencia de Industria y Comercio ante las malas prácticas comprobadas en la venta de la boletería para los partidos de la selección Colombia, agravados con dos procesos que se adelantan en la Fiscalía y que amenazan con derrumbar a su actual cúpula dirigencial.

Dicen que las crisis son necesarias cuando las cosas andan mal. Ojalá lleguen cambios saludables para el fútbol colombiano para que el más popular de los deportes deje a un lado la arrogancia de la que lo han impregnado la mayoría de sus dirigentes. Sólo conocer que el presidente de la Dimayor gana 70 millones es clara evidencia de la altanería a la que llegó el negocio de la pelota redonda.

1 COMENTARIO

  1. Como la crisis de corrupción estatal, se refleja en el funcionamiento de las directivas del fútbol colombiano.
    Las ansias de poder económico, ideológico, se apodera en forma de querer perpetuarse en esas instancias futbolísticas.
    Como se reparten los dividendos , como realizan alianzas corruptas entre poderosos , igual que el sistema que nos gobierna: los directivos del fútbol, se atornillan , buscan su utilidad , llevando al juego de masas a un caos .

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