Liliana Restrepo, mujer con “propósito superior”

Por JESÚS SALDARRIAGA GAVIRIA

jesussaldarriaga.blogspot.com

El dicho tradicional “detrás de un gran hombre hay una gran mujer” se realzó esta semana, con el sublime mensaje que nos envió a las redes sociales la señora Liliana Restrepo, esposa del gran líder empresarial y humano que nos dejó el lunes pasado. Me atrevo a darle la vuelta al dicho y diría que “detrás de una gran mujer hay un gran hombre”. Aquí el orden de los factores no altera el resultado.  Don Alfredo hizo equipo con su señora esposa Liliana, y juntos construyeron un modelo empresarial, un estilo de vida que ha generado y seguirá impactando el desarrollo económico y social de la región y del país.

Sin precedentes en la historia reciente de Pereira, la noticia del fallecimiento de Don Alfredo generó en la sociedad local y nacional, los más sentidos sentimientos de pesar y afecto por un hombre hecho a pulso, con disciplina y constancia. Un líder innato que reconoció siempre la importancia de su esposa Liliana en el éxito del desarrollo empresarial de Frisby, empresa de la cual Ella es gerente general desde hace varios años.

Liliana Restrepo, comparte la filosofía emprendedora que construyeron como familia Hoyos – Restrepo y es por ello por lo que siempre los escuchamos repetir el estratégico mantra de “el propósito superior”.

Lo frágil del tejido empresarial colombiano no es que la mayoría sea empresas familiares, pues esto predomina incluso en el mundo. Lo que las hace vulnerables es que muchas de esas empresas nacen por el espíritu emprendedor de un miembro de la familia (primera generación), casi siempre por la línea paterna y no hacen la transición a la segunda generación de forma consciente. Lo ideal es que se diseñe un gobierno corporativo, pues esto blinda a las empresas familiares de las amenazas de desaparición cuando falta el líder, dueño o emprendedor inicial.

Lo anterior no pasará con Frisby y las empresas de dicho grupo, pues adicional a que planificaron su gobierno corporativo, inyectaron en su ADN la filosofía de un “propósito superior”. Esto nos da la tranquilidad que tendremos una organización empresarial perdurable en el tiempo. Es una empresa que crece permanentemente, es la sexta de las 500 más grandes de Risaralda valorada por ingresos operativos 2019 y la décima al valorar las utilidades netas. Tiene alrededor de 260 puntos de venta en todo el país y genera más de 3.500 empleos directos y dinamiza otros encadenamientos productivos indirectamente.

Perdimos un gran líder, sensible, humano y compasivo como Don Alfredo Hoyos, pero nos queda el gran consuelo de seguir teniendo a la Señora Liliana Restrepo, una mujer con la misma escuela de Don Alfredo, con un alto compromiso por el desarrollo social de Pereira, la región y Colombia. Es momento de reconocerle en vida a Liliana sus virtudes puestas al servicio de propósitos nobles como Empresarios por la Educación, Fundación que apoya económicamente y participa en su direccionamiento. La Fundación Frisby consolidada para apoyar procesos de desarrollo social, y el Colegio Tecnológico de Dosquebradas con un enfoque pedagógico humanista que se lee claramente en la visión: “Formamos líderes competentes para la vida, capaces de aplicar sus conocimientos con amor, pasión, espíritu investigativo y vocación de servicio”.

Con seguridad Liliana seguirá consolidando un liderazgo diferenciador con el “propósito superior” que tiene como persona, en su familia y en la organización empresarial Frisby S.A. Este es el ejemplo para continuar el legado de Don Alfredo a muchas personas y empresas y complementar la filosofía de “El Capitalismo Consciente” (https://www.consciouscapitalism.org). Este busca “apoyar a una comunidad global de líderes empresariales dedicados a elevar a la humanidad a través de los negocios. Brindamos a los ejecutivos del mercado experiencias innovadoras e inspiradoras diseñadas para mejorar sus operaciones comerciales y demostrar colectivamente el capitalismo como una fuerza poderosa para el bien cuando se practica conscientemente… ¡un millón de gracias, Alfredo y Liliana”.