ADRIANA VALLEJO DE LA PAVA
El pasado jueves por el canal del Tiempo se realizó un debate en torno a la pregunta: ¿Qué piensan, sienten y quieren los jóvenes? El estudio liderado por la Universidad el Rosario tiene como objetivo identificar puntos esenciales de inconformidad de los jóvenes y alternativas de acción frente a ellos. También se incluye el análisis de la dimensión emocional para comprender que sienten o temen los jóvenes.
Los resultados son un insumo importante para identificar las principales temáticas que podrían abordarse con los jóvenes en los diálogos regionales que se empezaron a abrir esta semana en diferentes municipios del país para construir un pacto nacional por la juventud.
Las dos principales preocupaciones de los jóvenes son la falta de acceso a la educación superior y el desempleo. Muchos jóvenes no logran acceder a la educación superior por falta de recursos o de espacios en las universidades públicas. El país necesita más jóvenes en el sistema educativo, sin embargo, la matrícula en las universidades ha estado en descenso.
Los confinamientos han aumentado las cifras de desempleo juvenil en el país, muchos jóvenes no encuentran oportunidades laborales y algunos con educación tampoco han logrado acceder a su primer empleo.
Los jóvenes proponen que exista una mayor diversidad de criterios para acceder a las universidades. Realización de alianzas de las universidades públicas y las privadas para fortalecer las labores de docencia, investigación y extensión y proponen un modelo pedagógico donde el estudiante juegue un papel más activo.
Creación de centros locales de comercialización de alimentos con productos “autóctonos”, incentivos para contratar jóvenes sin experiencia, generación de plazas de pasantes con compromiso de vinculación laboral. Fomento del turismo con formación bilingüe y más apoyo al emprendimiento y formación financiera.
Preocupa a los jóvenes la seguridad, la falta de acceso a la salud y la desigualdad. En el último año un 24% de los jóvenes considera que su seguridad personal ha empeorado y para un 23% han empeorado sus condiciones económicas, laborales y de salud.
Lo que más los indigna es la “falta de cultura”, de solidaridad de sentido de pertenencia, la indiferencia y la falta de empatía. La mayor ira la sienten contra los políticos, la corrupción y falta de gobierno.
Por último, los jóvenes no confían en el gobierno, ni en las instituciones públicas, pero si confían en las universidades y en las organizaciones no gubernamentales, por lo tanto, estás tendrán que jugar un papel importante en el deseado “Pacto Nacional por la Juventud”.