Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadLo que viene ahora.

Lo que viene ahora.

ESCAMPAVIA.

         Como ya se votó, ahora viene la segunda fase para los actores de las campañas políticas; el protagonismo de los profetas y de los apóstoles cede el proscenio a los historiadores; ya se contaron los votos y el futuro es presente, y entonces vale preguntarse ¿qué pasó?.

         Dicen Duver y Levitt que lo que parece evidente, las correlaciones directas entre las causas y las consecuencias, son verdades socialmente aceptadas que a la postre producen resultados contrarios a los que a primera vista son evidentes, las recompensas por cabezas de ratas para combatir la plaga produjeron más ratas. Para el caso de los Estados Unidos, donde el gasto en las campañas políticas no se dedica a la compra de sufragios y el estado no otorga dinero para la campaña, el gasto  solo incide de manera marginal en el éxito electoral puesto que, según ellos, lo que define es el candidato, así quien tiene mayor apoyo de opinión también consigue más contribuciones, desafortunadamente en nuestro entorno, si opera la inversión de dinero en corrupción disfrazada, así cuando se anuncia que una campaña contratará miles de electoreros para el día de la cosecha, está comprando votos, lo que distorsionará sin duda los resultados.    

         Los profetas, los grandes protagonistas de las religiones, aquellos que adivinan el futuro eran indispensables para reyes y generales; antes de las guerras, de los matrimonios, de las migraciones, se consultaba al brujo, al sacerdote, al lector de sueños, al intérprete del vuelo de las aves o el canto de la Alondra; con el correr de los tiempos, tomaron su lugar los analistas, las estadísticas, los augures quienes, con el estudio de los acontecimientos, se atreven a anunciar cual será el precio de las divisas, el comportamiento de la economía y las medidas a tomar.

         Los apóstoles, quienes tienen su papel protagónico en las campañas políticas, también prosperan en los demás campos de la vida social; se consideran poseedores de la verdad revelada y por tal razón se sienten obligados a pregonar su credo, con una tenacidad y dedicación admirables, no solo los predicadores proliferan  en la religión o la política, también son muchos que dedican sus esfuerzos a lograr que los demás hagan lo mismo que ellos, así los atletas lo son  de la actividad física, o los vegetarianos los son del que comer o beber o los borrachos del buen beber y ahora abundan quienes dedican sus esfuerzos a convertir las necesidades en los derechos de los unos por encima de los de los otros. así quienes sostienen que la gente tiene que ser igual, aunque la naturaleza definiera lo contrario consideran que sus criterios y el comportamiento social debe modularse con su forma de ver la vida. Los apóstoles pueden llegar a ser muy peligrosos puesto que atropellan a quienes de ellos difieran, así se  justifica el engaño, la mentira, el ofrecer bajar las estrellas, todo vale puesto que como se tiene la razón o peor la verdad, ello es argumento suficiente para fusilar, encarcelar o amordazar.

         Finalmente aparecen los historiadores, quienes relatan lo que ya sucedió, pintado con el color de la lente por la que ellos miran lo que el entorno ofrece; es difícil encontrar a quienes no piensen con el deseo y hoy son los algoritmos los que definen qué se mira, qué se oye, qué se cree.

         Si ganó el dinero invertido, la tesis propuesta, el carisma del candidato y los equipos de trabajo o los interese particulares de quienes sufragaron por el cómo me va a mí, eso será el tema de muchos, y particularmente de quienes siguen danzando al son de la orquesta mientras el Titanic se hunde.

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