Qué pesar de CARACOL, pobrecita RCN, perdimos EL TIEMPO, que triste SEMANA. ¿qué se hicieron los sucesores de los periodistas que alguna vez los hicieron grandes? Los oyentes prendíamos el radio ávidos de su programación, difícil era escoger entre Juan Gossaín o Yamid Amat, o entre Antonio José Caballero y José Bustillo, o Hernán Peláez y Julio Arrastía. De RCN ni hablar, ni siquiera vale la pena opinar, hace mucho rato dejó de ser un medio creíble, tal vez, salvo a Yolanda Ruíz que afortunadamente para ella pudo sacar el cuerpo y salvar su integridad periodística. CARACOL ha tocado fondo, maneja su audiencia, que es innegable que la tiene, manipulando la opinión pública, tergiversando, acomodándose con los intereses políticos gobiernistas, tomando abiertamente partido por sus candidatos uribistas y ahora que se ven perdedores infundiendo miedo y persiguiendo sistemáticamente a Gustavo Petro. Un ejemplo de su «modus operandi» es: Detienen a un senador por corrupción, inmediatamente buscan como relacionarlo con Petro, averiguan donde trabajan sus hermanos, primos, hijos, tíos, abuelos o amante, encuentran un hermano con contrato en la alcaldía de Medellín, incriminan al alcalde de Medellín por tener vínculos con el senador y encuentran cómo ligarlo con Petro para nombrarlo y subliminalmente relacionar al senador con el candidato. CARACOL es LA LUCIÉRNAGA todo el día, es un chiste, es una pandilla llena de cientos de «alias» nombrados por ellos mismos, el mediocre comediante Gustavo Gómez alias «El cabezón» es el cabecilla, algunos de los secuaces son: alias «el muelón», Alias «chemas», alias «risaloca», alias «pascual», alias «cuentahuesos» o «el torcido», Gabriel de las Casas alias «gabo» o «el cascorvo», alias «piolín», alias «Melquiades», alias «lulú». Sus programas y noticias se basan definitivamente en la ficción y el humor, el pésimo humor. Gómez se cree chistoso y en LA LUCIÉRNAGA su programa estrella, gastan por lo menos una hora en chistes de los defectos de sus integrantes, que solo entienden ellos y que celebran ruidosamente. Saco en limpio únicamente el CLUB DE LECTURA que por lo visto, aparte de sus realizadores, ninguno de los integrantes de la emisora escucha. EL TIEMPO era un periódico liberal digno de coleccionar, que cumplía con el empeño de informar, opinar, divertir, investigar y enseñar. Se ha convertido en un pasquín manejado de la misma forma como CARACOL, que ve como poco a poco desaparece del gusto de los colombianos. Solo nos queda añorar sus columnistas tales como Klim, Calibán, Ernesto Samper Pizano, Áyax, Germán Arciniegas o Swann entre otros muchos hombres célebres, sus revistas, lecturas dominicales, la Unidad Investigativa o los comics. SEMANA fue la que más cambió, pasó de ser una revista que incidía en el panorama nacional por sus investigaciones, informes, editoriales y profundidad en la noticia, a una revistica de medio pelo usada como propaganda oficial y sin credibilidad alguna.
CARACOL es más venenoso que el caracol africano, RCN no es nada, EL TIEMPO ni para madurar aguacates y SEMANA merece el mismo fin del de las leyes de Rodolfo. Esa es mi opinión.
ÁLVARO CAMACHO ANDRADE