Por: Ferley Henao Ospina
ferleyhenao@gmail.com
Debemos suponer que el artículo de Iván Tabares Marín, titulado «Repugnante feminismo» (El Diario marzo 30/2021) es simplemente un chiste, que intentando ingenuidad resulta lesivo, aunque da la sensación de haber sido escrito solo para hacer reír a los machistas que disfrutan a mandíbula batiente los cuentos de mal gusto sobre las mujeres.
A todas luces inspirado en las falsas premisas para engañar colombianos haciéndoles creer que a quien votara SÍ a favor de la paz en el plebiscito, sus hijos se les cambiarían de equipo sexual, discurso que denominaron enfoque de género involucrando hasta pastores religiosos de dudosa reputación, el artículo pretende hacer creer que en los movimientos defensores de los derechos de la mujer, están solo homosexuales y lesbianas.
No puede, alguien sensato, estar de acuerdo con este párrafo textual del mencionado artículo: «Cursa un proyecto para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres en la vida política. Es francamente inconstitucional».
¿Inconstitucional legislar para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres? Inconstitucional, por no decir vil, perversa o criminal, es la impunidad con la que diversos actores del poder judicial han dado lugar a que las mujeres sigan siendo víctimas de diversas formas de maltrato incluidas la violación y el feminicidio.
Por esa impunidad es que hemos estado muchas veces en la Fiscalía protestando y pidiendo que se haga justicia. Pero los que hemos estado allí no somos lo que el columnista describe. Asistimos hombres, mujeres y obviamente, algunas personas LGTBI, que vienen a acompañar este movimiento de sensibilidad humana. De igual modo, muchísimos, la inmensa mayoría de personas, hombres, mujeres y LGTBI se quedan sin asistir y eso NO nos da derecho a asegurar que, por no asistir, son despreciables, como se sugiere de quienes sí asistimos.
Cuando hablamos de mujeres, hablamos de madres, hijas, hermanas, nietas, tías, primas y demás familiares y amigas y no podemos olvidar que ellas carecían de derechos políticos hasta 1954 cuando el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla los puso en vigor. La mujer, hasta entonces, era considerada de tercera categoría y hasta se creía que solo servía para criar hijos, hacer de comer, lavar ropas y otros quehaceres domésticos.
Desde entonces, las mujeres, han venido ganando espacio, aunque lentamente, en los derechos cívicos y ciudadanos y poco a poco se han ido involucrando en la actividad económica y política con éxito, pese a los pocos espacios que apenas les ceden y que se los ceden casi que por obligación. Ellas han abierto el camino venciendo muchos y muy espinosos obstáculos, tanto para reclamar los derechos que les fueron siempre negados como para reivindicar otros que, aunque los han ganado, se les niegan.
Con estas cifras que les voy a dar, seguramente el columnista y sus lectores se darán cuenta de lo difícil que es ser mujer en Colombia:
Apenas en los primeros 60 días de este 2021 se registraron 37 feminicidios 8,8% más con relación a igual periodo del año anterior, según la Fiscalía General de la Nación en su informe de Violencia de Género. 2020 registró 227 casos de feminicidio, 33 de ellos contra niñas y adolescentes.
Señala también que recibió 14.711 denuncias por violencia intrafamiliar, mientras que de violencia sexual registra 3.877 casos y, por su parte, la Procuraduría General de la Nación, reporta 31.467 llamadas de mujeres en un año (marzo 25/2020 a febrero 4/2021) promedio diario 104. “El número de llamadas a la línea 155 que reportaron hechos asociados a violencia intrafamiliar se incrementó en 11.727 (aumentó el 98%)».
Todos, absolutamente todos los ciudadanos de bien, es decir, la sociedad en su conjunto tiene la obligación de proteger a las mujeres sin distinción de raza, edad, sexo, credo o condición social.
¿Cómo podría ocurrírsenos pedir a los legisladores que se abstengan de legislar para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres?
Invoco mi viejo lema: «Nuestra causa es la vida… Toda la vida».
Respetado Columnista: muy acertada la sustentación sobre el respeto a la Mujer.
Siempre las campañas en pro del respeto a la vida, al ser humano en general, son necesarias.
Ante todo un país donde el respeto a la vida es un acto de simbolismo, la constante es la violencia con todo tipo de crudeza, y sin asombro social, ni gubernamental, ya que todo se reduce a investigaciones exhaustivas.
Es notorio , en dos eternos años de desgobierno ver como la violencia en general se recrudecio en este país.
Andamos al garete.