El actual rector Luis Fernando Gaviria, desempeñó y actuó en la Universidad Tecnológica de Pereira con decisiones administrativas, políticas y económicas que solo generaron dudas, proyectos de amplitud que dejaron tras de sí una estela de reparos y que, a la postre, no implicaron mayor trascendencia. Quedó debiendo, en su quehacer como capitán de este gran barco de mil batallas, una historia digna de sus 60 años. En este sentido, creo que su proyecto actual –su proyecto como candidato– no cumple las serias necesidades que hoy exige y demanda la universidad en sus diferentes conjuntos, es decir: en infraestructura, investigación, actualización, mejoramiento académico, relaciones internacionales y capacitación para el estamento profesoral, entre otros. Son muchas las vacilaciones de su administración y crea incertidumbre al imponer su deseo personal ¡y de muchos! Que, como él, quieren atornillarse en este puesto. Dijo Confucio que “cometer un error y no corregirlo, es otro error”.
Si analizamos lo anterior, con claridad, en el sentimiento autónomo y de opinión de todos los estamentos que componen la UTP, que dieron una respuesta contundente en las urnas el pasado miércoles 15 de noviembre, y si el consejo superior de la misma universidad comprendiera que la votación por los candidatos en la consulta tuvo unos resultados contundentes: Alexander Molina con el 50,05 %; en segundo lugar Luis Fernando Gaviria con el 37,55 % y el tercero Carlos Alfonso Victoria, con el 8,45 %, leería que la decisión real de la comunidad universitaria, tanto adentro como afuera, quiere una verdadera transformación estructural.
Alexander Molina Cabrera, profesor de la universidad y actual decano de la Facultad de Ingenierías, representa una opción que encarna la experiencia académica, el compromiso con la excelencia educativa y una visión fresca para afrontar los desafíos futuros. Su elección no solo sería un acto de respeto a la voluntad de la mayoritaria, sino también un paso hacia la innovación y la revitalización de la Universidad Tecnológica de Pereira. Asimismo, los valores del “profe” Alexander son intachables y a ello se le suma una mirada política incluyente, amplia y respetuosa; él ha mostrado una nueva forma de hacer política en la educación superior.
Debemos entender entonces que este proceso para elegir rector de la UTP es uno de los más importantes de la ciudad, ya que ser dignatario de la universidad pública es más importante que ser alcalde de Pereira, puesto que en este cargo se juegan presupuestos, convenios y contrataciones de alto impacto social, mejor dicho, esta es la joya de la corona, donde por muchos años se ha desmedido su carácter administrativo, donde no la han visto como un servicio, según la Constitución Política de Colombia de 1991, sino como un negocio. Es por ello que lo anterior da paso a la corrupción.
Las características del neoliberalismo –o sea el perfil del partido que hoy tiene el poder en la UTP– ha arrojado consecuencias económicas desfavorables para la investigación, la educación, el patrimonio público y, en general, para toda la universidad. Esta etapa es una jugada de los mismos con las mismas en nuestro claustro.
En este contexto, hacemos un llamado a los nueve (9) miembros del Consejo Superior de la Universidad para que, en consonancia con los principios democráticos que rigen nuestra sociedad, considere y respalde la elección de la comunidad universitaria. Es momento de abrir las puertas a nuevas ideas, perspectivas y liderazgos que reflejen el dinamismo y la diversidad de una institución en constante evolución.
No se equivoquen, los resultados son evidentes!
“Democracia sin la mayoría se convierte en dictadura” Alejandro Jodorowsky