Por JAMES CIFUENTES MALDONADO
La siguiente frase la encontré en una red social: «El comité de paro en su mayoría representa un sindicalismo anticuado, rancio, que ni ayuda ni se ayuda, queda claro también que las calles reclaman otro tipo de liderazgos.»
Los jóvenes, los grandes protagonistas del momento, pareciera que no tienen claro si están haciendo una revolución, si quieren deponer al gobierno, si quieren cambiar el sistema, darles un vuelco a las costumbres políticas, o si tan solamente están buscando algunos cambios o algunas conquistas sociales; o si simplemente ven en la protesta una causa y una oportunidad de sublimar su ímpetu hormonal, su fuerza y su instinto contestatario.
Mientras tanto, los que sí tienen claros sus objetivos, sacan provecho y se muestran, se reencauchan y se reinventan, a pesar de su desprestigio, como los sindicatos, que por inercia se han apropiado y al mismo tiempo han defraudado los espacios de concertación que el gobierno finalmente les ha abierto.
O si no, que me expliquen por qué carajos en la reivindicación social nos tenemos que sentir plenamente representados por las siguientes organizaciones: La Central Unitaria de Trabajadores (CUT), La Confederación de Pensionados de Colombia (CPC), la Confederación Democrática de los Pensionados (CDP), La Dignidad Agropecuaria, la Cruzada Camionera y la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode).
Yo me pregunto, con toda la consideración y el respeto que me merecen los trabajadores sindicalizados, los pensionados, los camioneros y los maestros de planta, si es que ellos en verdad hacen parte de los 21 millones de pobres que dicen que tiene Colombia; yo creería que no, que, al contrario, esos segmentos de la población son unos privilegiados. Entonces ¿quién los puso a hablar por todos?
¿Qué presentación tiene que sean los jóvenes, con capucha y sin capucha, los peludos o los rapados, lo inocentes o los mercenarios, los que estén arriesgando su propia vida y la de los miembros de la fuerza pública, con los desmanes, los bloqueos y la destrucción de los bienes privados y de la infraestructura pública, si ellos no tienen representación y no son escuchados en el escenario que con tanta violencia se ha querido abrir en nombre de los más pobres?
Me late que el gobierno está hablando con los que no son. No son los sindicalistas ni los agitadores profesionales, no son los políticos tradicionales, no son los mismos de siempre los que se tienen que apropiar de la vocería, es la GENTE, y las autoridades tienen que hacer mayores esfuerzos para canalizar y escuchar esas voces, en su fuente original, los desvalidos y los marginados.
¿Qué presentación tiene que, después de mes y medio de conversaciones, el actual Comité de Paro, que dice tener la representatividad, salga con la tesis destemplada de que no puede condenar ni detener los bloqueos de vías, ¿porque no fueron ordenados por ellos? ¿porque corresponden a manifestaciones autónomas de las regiones? Me parece una tomadura de pelo.
Más grave aún, que los líderes que dicen hablar por todos, sin ton ni son, se levanten de la mesa y permitan que el país siga sumido en la crisis, sin que se vislumbren las soluciones, sin rajar ni prestar el hacha.
Que buen análisis, leo con agrado que hay más columnistas objetivos y racionales, bien por ello!
Es la verdad tenes toda la razón James, los jóvenes que están buscando un mejor país, con oportunidades para ellos, no están representados por estos señores, que si miramos sus sueldos, viven como congresistas, con sueldos de congresistas.
Atinado articulo mi querido James