Si hay algo en la vida, digno de ser exaltado, es lograr que los niños sean felices y que puedan cumplir sus sueños. Es lo que tuvimos la oportunidad de evidenciar en “La Fiesta de la Esperanza” realizada este 22 de diciembre en la Finca San Isidro proporcionada a “Sanar” para este evento desde hace 20 años por sus propietarios Diego Franco Botero y Piedad Gómez Gómez.
Se inició con la misa celebrada por Monseñor Jairo Uribe y fue una fiesta de la vida, un encuentro con el renacer, inolvidable.
Allí dialogamos con muchas personas que se han visto beneficiadas por esta causa llamada simplemente “Sanar”, entre ellas unos casos icónicos, historias de vida:
Carlos Ariel Mejía, vive desde hace varios años en Estados Unidos a donde se trasladó luego de haber vencido el cáncer que sufrió cuando era niño gracias al acompañamiento y la gestión de “Sanar” y es tal el reconocimiento a esta institución, que cada año viaja a Colombia para estar presente en “La Fiesta de la Esperanza” y dar así testimonio vivo entre los muchos que lograron salir adelante en la gran batalla contra el cáncer:
Otra, de las muchas historias de vida, es la de Juan Manuel Jaramillo Mejía quien recientemente se graduó de Médico Psiquiatra después de haber descubierto a los 4 años que padecía cáncer y convertirse en otro de los muchos sobrevivientes que “Sanar” cuenta en su larga historia de servicio.
La coordinación y organización de esta fiesta estuvo a cargo de Adriana Vidales, Tatiana Rodríguez, Brayan González, Vanessa Vásquez, Ailín Castaño, Jorge Ríos, Nancy Vásquez, Carolina Aldana, Jessica Castaño, Shirley Andrea John, Lina María Mora, Angélica Martínez, Beatriz Gómez Lemus.
Aquí este equipo de colabores de Sanar junto a algunos de los animadores de la fiesta, que fueron sensación de niños y adultos.
Hubo entretenimiento y hasta Lorenzo, el perro de la finca, se la pasó el día entero jugando con todos los niños.
Una de las cantantes, Jessica Cardona, madre de uno de los niños que están en los procesos de Sanar, amenizó la fiesta con maravillosas interpretaciones.
Cuando apareció en escena Papá Noel con sus duendecillos acompañantes, había que observar la expresión de los niños en sus ojitos de sorpresa y felicidad.
Y el momento que se repartieron los regalos, las emociones subieron de tono. Mucha, mucha felicidad. lograr que los niños sean felices y que puedan cumplir sus sueños es la misión de Sanar.
La fundación Sanar que usted la reconoce por la recolección de tapas plásticas, hace el milagro de transformar esas tapas, que parecen algo insignificante, en la salud y el bienestar de miles de familias. Desde marzo de 1987 dio sus primeros pasos para convertirse en Asociación sin ánimo de lucro cuyo fin es ayudar a los niños con cáncer de tal manera que puedan acceder a un tratamiento oportuno y adecuado.
Dios los bendiga por proporcionar felicidad, apoyo y bienestar a todos los niños diagnosticados.