El cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible implica responsabilidades para las naciones, que en el caso de Colombia están reconocidas en el documento CONPES 3918 y aunque, con frecuencia, se obra como si fueran solo del gobierno nacional, lo cierto es que ningún funcionario público y tampoco ningún ciudadano, es ajeno a las obligaciones que genera.
El último párrafo del Objetivo 15: Vida de ecosistemas terrestres, establece: «Se deben tomar medidas urgentes para reducir la pérdida de hábitats naturales y biodiversidad que forman parte de nuestro patrimonio común y apoyar la seguridad alimentaria y del agua a nivel mundial, la mitigación y adaptación al cambio climático, y la paz y la seguridad.»
Dentro de la extensa zona que tiene Colombia en el Chocó Biogeográfico y entre los municipios de Santuario, Pueblo Rico, Apía y La Celia en Risaralda; San José del Palmar y Tadó en el Chocó y El Águila en el Valle del Cauca, se eleva el Páramo Tatamá, un territorio megadiverso que es una de las maravillas naturales del continente americano y que junto con los páramos de El Sol en Frontino, Antioquia y El Duende, entre Valle del Cauca y Chocó, son los únicos tres páramos de Colombia considerados vírgenes.
El P.N.N. Tatamá tiene 51.900 ha, que contienen una importante cantidad de humedales y lagunas, de él se desprenden cauces que tributan al Rio San Juan y afluentes del Rio Cauca, que son fuentes de agua para los municipios de La Celia, Santuario, Apía y Pueblo Rico.
Se estima que Tatamá es el hábitat de 400 especies de aves, 108 especies de reptiles y 110 especies de mamíferos, entre los que se destacan el oso de anteojos, el puma y el jaguar, especies amenazadas de extinción. También alberga gran variedad de especies vegetales, entre ellas árboles de maderas finas, algunos en peligro de extinción y 560 especies y morfoespecies de orquídeas.
Aunque Tatamá tiene la condición de área protegida por ser un Parque Nacional Natural, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, UICN, que lo tiene incluido en la Green List mundial, advierte en la página web que le dedica: «El Parque Nacional Tatamá enfrenta grandes desafíos de conservación. La minería de oro, las actividades agrícolas y el desarrollo de infraestructura, particularmente de carreteras, son amenazas críticas. (…).» a las que agregamos el turismo irresponsable.
Dada la riqueza y gran diversidad de la biota existente en el Páramo de Tatamá, los municipios, los departamentos y las Corporaciones Autónomas Regionales, con territorio en el Parque, deberían estar desarrollando acciones de conservación efectivas, sin esperar a que sea necesario declararlo sujeto de derechos, para después tenerlas que acometer bajo el apremio de sanciones.
Las RAP, por su capacidad para articular gobiernos departamentales, no deben estar ausentes de esa tarea.