Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadPARA SER FELIZ 

PARA SER FELIZ 

A propósito del plan de Petro mediante el cual se pagaría una suma permanente de dinero a miles de antisociales para que «se abstengan de matar» recordé otro hecho increíble que se sucede en nuestro singularísimo país: numerosas encuestas coinciden en que, a pesar de nuestro evidente atraso económico y social, la mayoría de la gente manifiesta que «siente feliz».  

Semejante contradicción solo podría resolverse si definimos con claridad aquello que los colombianos entendemos por felicidad, y a respecto me acojo a la definición de Ricardo Santamaría, quien, en la revista Portafolio afirma que la felicidad «es sentirnos bien aquí y ahora» aunque sea por un instante y que hasta los más pobres experimentan alguna vez este tipo de situaciones cuyo recuerdo les sirve de aliciente para seguir viviendo. 

La felicidad, como todo lo humano, implica algún tipo de contradicciones. Nuestro inconsciente freudiano suele recordarnos que tras momentos de plenitud a menudo surgen experiencias desagradables, como la del borrachito que se levanta con un enorme «guayabo», pues a menudo recordamos hechos que fueron dolorosos en  nuestro pasado frente a lo cual solo nos queda aceptarnos  tal como somos, y conformarnos con la certeza de que esto le sucede a todos los humanos pues no ha existido  persona alguna que no haya transgredido algún código ético o religioso que se hubiera  aceptado profesar. Al respecto algún biógrafo de Hitler afirma que de vez en cuando semejante monstruo tenía recuerdos desagradables y de alguna manera lo manifestaba ante el círculo interno que tendía sus necesidades en el bunker donde se refugió en sus últimos días. 

La búsqueda de la felicidad explica el auge de los medios más complicados para lograrla: miles de millones consumen alcohol o drogas para disfrutar unos instantes de plenitud. Recuerdo las palabras de cierto drogadicto que asistí como abogado de oficio cuando me explicaba que la droga le causaba a la vez efectos terroríficos y placenteros: «Doctor…recuerde qué maluco también es bueno». 

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