SIN LIMITES
Y el rojo encendido iluminó aquella mañana que se insinuaba fría, la lluvia caída en la negra noche había saciado el voraz deseo de penetrar las anchas calles que a diario están pobladas del riguroso movimiento que dan pie a la latente actividad comercial.
Las mujeres con su belleza a flor de piel despiertan las miradas ardientes de los parroquianos que ávidos por recuperar aquellas ilusiones perdidas, unos con ojos soñadores y tristes las ven pasar como nubes en el firmamento; otros, extasiados con su infinita hermosura evocan lindos recuerdos y tratan de recuperar amores fallidos ante tan enigmáticas figuras.
Nada más agradable que la ciudad despierta, sus gentes con pasos aligerados llegando a sus labores habituales, el bullicio se va haciendo más candente con el correr de las horas, aunque, la paz y la tranquilidad aún nos aflige a causa de la pandemia por la Covid-19 y la aparición del rugido siniestro de la variante Omicron que se hace cada día más visible, como un reflejo de lo que ya se vive en otros países.
Ha pasado un año más y las caricias del mes de Navidad y la despedida y llegada del Nuevo Año aun las sentimos, fue lindo el recogimiento familiar, los abrazos y besos, las canciones navideñas, los villancicos, los regalos, la cena de media noche, toda una tradición. En fin, despertamos el primero de enero con sol radiante, tras el temporal que acompañó la llegada del 31, hasta el amanecer.
El clima en estos primeros días se presenta muy variado, sol, brisa, y un poco de frio, pero es natural, el cambio climático en estos tiempos modernos. Así y todo, seguimos avanzando, la meta final no sabemos qué tan lejos está, pero aquí vamos.
A decir verdad, nada es fácil, las noticias nos dan cuenta de los terribles accidentes en las carreteras, los ríos parecen estar fuera de control, los enfrentamientos entre los grupos armados y el ejército, las muertes de inocentes en todas partes y a cada instante, la delincuencia, la maldita corrupción. Que desencanto. Un viento turbio recorre nuestros cuerpos y el recuerdo de bellos e inolvidables momentos nos hacen temblar de pasión.
Pasa el tiempo nadie lo puede detener, miramos el horizonte cuan lejano esta, nuestras ojos cansados y fatigados llenos de lágrimas parpadean en pasmosa lentitud, se acerca el ocaso, levamos anclas para no volver. Es la vida, Cuidémonos para una Nueva Navidad, la de 2023. Que así sea. He dicho LAM.
Respetado Columnista:
En su escrito la sensibilidad ha ja la vida en todas,sus manifestaciones.
Sensibilidad para agradecer a la vida, a Dios, a las personas que amamos.
Sensibilidad para saber lo efímero de la vida.
Gracias.