Pobre plaza de Bolívar

Por LUIS GARCÍA QUIROGA

Pereiranos indignados, de tiempo atrás me envían fotos y mensajes pidiendo que la plaza de Bolívar de Pereira merezca un mejor manejo por parte de la administración municipal.

El abandono de nuestra sala de recibo no puede ser peor. La iluminación es tan deplorable, que cuando muere la luz del día, la plaza de Bolívar ofrece un aspecto lúgubre y de siniestra inseguridad.

Quedaron atrás las noches en que se veía a don Bernardo Ángel Marulanda y un amigo suyo dando largas caminatas dando vueltas alrededor de la plaza de Bolívar.

Hoy tenemos perdido el respeto por la plaza de Bolívar. Un prestigioso abogado que cruza a diario la plaza, me escribe diciéndome que es insoportable la suciedad. Un amigo me envía una foto con unos muchachos subidos en el monumento. Otro ciudadano me dice que el fastidioso olor a orín es propio de las cafeterías de mala muerte y que, si el destino de la plaza es de ser ocupada como un mercado persa, es hora de que la Alcaldía construya mingitorios.

La población de palomas es creciente y no falta quien sugiera la instalación de palomeras entre las ramas de los árboles de mango. Los vecinos que viven en los edificios residenciales se quejan de la falta de vigilancia y dicen que la plaza y sus alrededores son sitios muy inseguros de día; y de noche, ni hablar.

Por supuesto que los ciudadanos, en especial quienes la frecuentan, también deben poner su parte porque la Plaza de Bolívar es el lugar más icónico de la ciudad en Colombia y sin exagerar, en el mundo. Mucha gente sabe más de Bolívar que de Colombia.

Cuando mi hermano Bernardo hizo su doctorado en Matemática Educativa en la Universidad de La Habana, un profesor le preguntó si conocía a un colombiano que a mediados de los años 80 había sido su compañero en Moscú, cuyo nombre no recordaba, y que era oriundo de una ciudad en la que Bolívar está desnudo sobre un caballo. Era lo único que tenía en mente. Cuando el profe cubano le dio algunas señales particulares, Bernardo le dijo: es mi hermano Jairo.

Por algo el poeta Luis Carlos González dijo que “El Bolívar Desnudo es la huella digital de Pereira”. Pues se requiere que esa huella digital y sus alrededores sean objeto de la acción protectora y administradora del Municipio.

Hay que recuperar la plaza como lugar emblemático de Pereira porque en esencia, en eso consiste la identidad de una ciudad. En el prestigio de sus lugares icónicos que, con las experiencias vivenciales del afecto y reconocimiento de la hospitalidad y amabilidad de sus gentes, marcan diferencia.

Es un hecho que nos quedó grande el famoso plan de renovación del centro urbano de Pereira que como centro de actividad múltiple conserva una dinámica económica muy fuerte, como también es evidente su deterioro y empobrecimiento en todo sentido. Mejorar la plaza de Bolívar sería un buen principio del sí se puede.

Restablecer la estética, la limpieza, el orden, el respeto y la seguridad en la plaza de Bolívar de Pereira debería ser uno de los objetivos estratégicos del proyecto de promoción del turismo como parte sustantiva del plan de reactivación económica.

No puede ser que el abandono de la plaza se nos haya convertido en la rutina de la indolencia. Un plan para recuperar la plaza de Bolívar como la principal sala de la ciudad, no resiste espera alguna, si es que de verdad somos capital de algo que valga la pena.