El propósito tradicional de esta columna de opinión no es el aplauso, sino la lucha contra la corrupción y el malgasto de los recursos públicos, como parte fundamental de la misión institucional de la Corporación VIGÍA Cívica, porque esos fenómenos afectan el futuro de las comunidades y condenan a sus miembros a soportar bajos niveles de vida. Sin embargo, en casos excepcionales, es de justicia resaltar acciones y personas que contrarrestan lo anterior, pues logran influir positivamente en las vidas de los miembros de nuestras comunidades.
Pereira en su época dorada fue pródiga en esos casos, cuando ciudadanos suyos guiaron obras que contribuyeron al desarrollo de la ciudad y al bienestar de sus habitantes. Hace más de un siglo el General Valentín Deazza lideró la construcción y puesta en servicio del Hospital San Jorge, el Padre Nepomuceno Parra promovió la construcción del primer acueducto, el Aeropuerto Matecaña lo debemos, entre otros, a la guía del Doctor Guillermo Ángel Ramírez, presidente entonces de la Sociedad de Mejoras, la Villa Olímpica fue un empeño del Padre Valencia y de Don Francisco Ripoll, a todos ellos y a muchos más, a los que el espacio disponible no nos permite nombrar; Pereira y sus habitantes les debemos reconocimiento y gratitud.
A esa galería de nombres ilustres debemos agregar ahora el de Maurier Valencia Hernández, quien, después de 46 años de vinculación a la Caja de Compensación Familiar de Risaralda, COMFAMILIAR, ha dejado su dirección.
Los frutos de su gestión, para beneficio de la ciudad, resultan impresionantes: una clínica que se encamina a la alta complejidad con terrenos suficientes para generosas ampliaciones y que ante las frecuentes dificultades de los hospitales públicos ha soportado las necesidades de salud de la población de todos los estratos.
Una Universidad, con perspectiva hacia la investigación académica, para la educación de los hijos de los trabajadores afiliados a la Caja.
Un parque recreacional que encabeza la estrecha oferta local de espacios amplios para el esparcimiento de los trabajadores y sus familias y contiene el Pueblito Cafetero, un atractivo turístico muy apetecido por los visitantes.
Todas estas obras, que contribuyen al mejoramiento de la calidad de vida de los pereiranos y risaraldenses llevan inscrita la gestión de Maurier Valencia Hernández. Una labor sin aspavientos y sin titulares de prensa, pero juiciosa y eficiente, en la que es posible reconocer a un dirigente visionario, recto y honesto.
Además, dueño de un liderazgo que ha elevado el lugar de COMFAMILIAR Risaralda entre las Cajas de Compensación del país no solo por la calidad de sus servicios, sino como ejemplo de eficiencia y buen manejo.
Parodiando a San Mateo, de Maurier Valencia debemos decir: por sus frutos le conoceréis
Merecido reconocimiento, gran obra la del Doctor Maurier Valencia!