¿Qué está pasando con nuestras universidades regionales?

Por Harold Salazar A

Desde la lectura del informe de las pruebas Saber Pro-2023, donde se evaluaron 250 universidades de Colombia, los resultados de estas instituciones a nivel del departamento nos deben llamar la atención, pues en términos generales su ubicación en este escalafón deja nubarrones, y pocas esperanzas.

Nuestra universidad insigne, la UTP, presenta resultados en sus promedios que tienden a la baja. En el año 2019, el promedio de esta evaluación de sus estudiantes estaba en 158,1 — frente a 192,2 de la primera universidad— y se ubicaba en el puesto 37. Para el 2021 este promedio baja a 156,2, y para la primera validación de 2023, alcanza el 154,3 ubicándose en el puesto 43 entre las 250 universidades evaluadas, es decir, una tendencia a la baja en sus promedios y por ende en la ubicación en la lista.

La siguiente universidad local que encontramos es la Universidad Libre, seccional Pereira, que muestra un comportamiento diferente a la UTP, a la que se acerca de forma significativa. Pasa del lugar 68 al 45, gracias a la mejora de sus promedios, de 151,2 en 2019 asciende a 154,2 (154,3 UTP) en esta última evaluación. El promedio nacional de las universidades acreditadas está en 152,7, y esto en parte sirve de consuelo.

Las siguientes universidades están por debajo del promedio nacional:

La Universidad Católica de Pereira, muestra un comportamiento a la baja según se puede deducir de la lectura de sus indicadores: de un promedio de 149,4 baja a 145,5, pasando del lugar 83 al 103, es decir baja 20 puestos en el listado. Amerita una interesante y profunda reflexión.

La Institución universitaria más joven de la región, la de Comfamiliar Risaralda, lentamente va mostrando avances, incrementando su promedio desde el 2021 al 2023 en 1,2 puntos en su promedio, lo que le permite escalar del puesto 150 al 126.

La otra institución universitaria en la lista es la de la fundación del Área Andina, la cual muestra situaciones preocupantes, con una tendencia permanente a la baja en sus promedios, pasando de 142,3 a 140,8 ubicándose en el lugar 146 de la lista. Y finalmente, de las universidades nuestras que aparecen en la lista está la UNISARC, que baja su promedio de 143,5 de 2019 a 136,4 en 2023, quedando ubicada en la posición 194.

No se evidencian: la Universidad Cooperativa, Uniminuto, Autónoma, Unigermana, Antonio Nariño, la Gran Colombia, entre otras.

Si la lectura de la situación de las universidades se explica a que exista una relación directa entre las IES con mayores recursos, vía transferencias del Estado o matrículas directas y estrato socioeconómico con el desempeño de sus estudiantes, entonces es válido evaluar la situación de las universidades de Manizales, ciudad con indicadores socioeconómicos similares a nuestra ciudad.

Manizales presenta cuatro universidades con promedio superior al nacional:   Universidad Distrital Francisco José de Caldas, promedio 166,6 puesto 16, la Universidad Nacional sede Manizales, 164,4 de promedio y puesto 17, la Autónoma, 155,2 y la de Caldas 154,8, puesto 41, todas con mejores promedios que las universidades de nuestra ciudad.

Tienen la palabra no solo nuestras universidades, la sociedad en su conjunto debe darle una lectura juiciosa al tema, ya que es claro que, de la calidad de las IES, depende en parte el desarrollo social y competitivo de la región, tema que está suficientemente demostrado.

Y si a lo anterior se le anexa la lectura del estado de la educación en el país, el panorama es incluso más sombrío. Algo está pasando con la educación, en general en nuestro país. Colombia en matemáticas, en 2022, ocupó el puesto 64 de 81, y en lectura el 54; resultados que lo ubicaron como el país de la Ocde con el desempeño más bajo en ambas áreas. Y para deshilachar más la complejidad del tema, el número de estudiantes de carreras profesionales está a la baja, lo que conlleva a preguntarnos sobre la población que queda por fuera del sistema universitario y se puede incluir el desfase entre el número de matriculados entre los grados 9^oy 10^o.

Una evaluación seria, acompañada de una autoevaluación desprovista de ánimos políticos, un cambio importante de los modelos pedagógicos, apoyo real a la formación docente, a la investigación de calidad y pertinente, a currículos articulados a los problemas reales de la región, a comprender las nuevas dinámicas, comportamientos y necesidades de nuestros jóvenes, una evaluación docente objetiva, basada en transparentes indicadores de desempeño, eliminación de todo atisbo de corrupción y favoritismo de grupos de intereses, entre otras muchas consideraciones, se deben pensar de forma urgente. Es necesario un alto en el camino para superar estos tiempos de nubarrones en la calidad y pertinencia de la educación regional.

*Docente universitario por más de 30 años. Directivo universitario, decano, director de programas, director de sede de la UAN en Cartago, asesor empresarial, coordinador equipos de creación de la universidad y colegio comfamiliar, entre otros.