Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadQuiero ser lo que quiero

Quiero ser lo que quiero

Poder fluir libremente sin sentir tanto miedo, mostrarme como soy sin recibir escarnio por ello. NO preguntaré si puedo hacer esto o aquello, me sentiré libre de actuar como quiera, me dejaré llevar como una hoja vuela con el viento. Estoy cansada de los rótulos, fijaciones de las mentes enfermas y del deseo del cuerpo; quiero ser la oposición que contribuye a cambiar todo lo que se cree que es cierto, que quien usa sotana es un santo y el diablo aquel que no está de acuerdo.

¡Hemos satanizado tantas cosas! Por ejemplo, hemos hecho aberrante nuestro cuerpo, nos avergonzamos de lo natural, la desnudez es aún un acto impúdico en estos tiempos; Nacimos sin ropa, pero crecimos y, como Adan y Eva, sentimos el pecado en nuestra piel al descubierto. No es el cuerpo desnudo lo que está mal, mal están los ojos que miran y juzgan desde cualquier lugar, como mal está que queramos que todos acepten como suya nuestra verdad.

Vivimos en un mundo dormido, que pronto tendrá que despertar, antes que sea demasiado tarde y la vida realmente no hayamos alcanzado a disfrutar. No la vida que se paga con el dinero que para ganar tenemos que agotar, sino aquella que está ahí, gratis para ti, en cada despertar. En ese mundo en el que vivimos, cada quien sueña una diferente realidad, como al mundo onírico que vamos en la noche, cuando nuestro cuerpo se tiende a descansar. Ya no quiero dormir tanto, quiero permanecer sobria y consciente, completamente dueña de mí, coherente. Desde esa coherencia y esa irreverente libertad, permitirme ser lo que quiero, sin el temor de que por ello alguien se vaya a incomodar.

Quiero ser lo que quiero, y sé lo que eso puede significar, ser valiente ante unos ojos y la mala ante muchos más. No lo hago por los muchos dedos que me señalarán o por las pocas palmas que me aplaudirán, lo hago por mi propia lealtad. Me cansé de los estereotipos, que no se pueda ser muchas cosas a la vez, que no se pueda construir una nueva realidad a partir de aquello que logramos aprender, que no podamos reconocernos diferentes viviendo en el mundo que juzga solo por lo que se ve.

La espiritualidad no te hace menos humano, te regala una mejor comprensión del ser, y eso implica reconocer tu esencia divina, pero también la pertenencia a la tierra y a ese envase llamado cuerpo que te ha de contener. Hay que reconciliarnos con la naturaleza primigenia con que vinimos al nacer, renunciar a las expectativas, a las construcciones mentales, a las ideas que nos dejamos imponer. Si volvemos a ese estado, mucho más fácil se hará reconocer, el propósito de nuestra existencia y el aprendizaje que en este plano deberemos tener.  No pretendo ser aquello que en mí quisieras o crees que debes ver, mi vida es mi experiencia, y seré justo aquello que quiera ser.

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