Desde 1991, Colombia constitucionalmente adoptó un modelo económico neoliberal. Más allá de consagrar en ella el estado social de derecho, esta carta magna se convirtió en un referente clave en la configuración del panorama económico del país.
La economía de mercado, según la ortodoxia económica, se mueve por los efectos de las leyes de oferta y demanda, que determinan los precios de bienes y servicios.
No obstante esos postulados, la realidad nos confronta con la presencia inevitable de agentes de ese mercado, en su mayoría intermediarios, que especulan, manipulan y participan con artimañas como la cartelización, para influenciar en los precios, perjudicando a productores y consumidores.
Esta situación plantea desafíos significativos para la política económica del gobierno, que busca controlar la carestía, el costo de vida y los precios elevados, pero que a veces se revela como insuficiente.
Aunque muchos consumidores claman por la intervención gubernamental para controlar los precios, los gremios comerciales argumentan que esto sería contrario a la Constitución, que defiende la libertad económica, empresarial y el funcionamiento libre de los mercados.
Ante esta realidad, el consumidor se ve abocado a recurrir a estrategias como el «rebusque», la búsqueda activa de lugares donde se ofrezcan mejores precios sin comprometer la calidad, una suerte de «regateo de precios», que se convierte en la única alternativa viable para su exiguo ingreso, mientras se realiza una reforma constitucional que modifique el actual modelo económico y que entre otras cosas, no sabemos si está en marcha.
En este escenario, los consumidores se ven compelidos a realizar compras eficientes e inteligentes, explorando diferentes establecimientos después de llevar a cabo sondeos y análisis de precios.
La situación económica actual ejerce una presión creciente sobre los consumidores, llevándolos a regresar a una alimentación básica, donde granos y carbohidratos predominan, relegando la proteína debido a los elevados precios.
Es evidente la necesidad de una revisión en la política económica, ya que los colombianos enfrentan cada vez más la realidad de salarios con menor poder adquisitivo frente a unos precios de bienes y servicios en constante alza.
El desafío es claro y la sociedad espera respuestas que equilibren esta ecuación económica.
La pobreza mi estimado Javier ha sido una constante a través de toda la historia colombiana con un agravante en las últimas décadas y es la corrupción y el mal mal manejo de la economía colombiana
El solo hecho que el número de comidas haya disminuido y la calidad del consumo con la disminución de la proteína en la ingesta cotidiana hacen que el rebusque sea muy delicado debido a la baja calidad de productos que se consigue que inciden profundamente es la salud mental (2500000 con depresión) y en la salud física ABRAZOS
La mafia de bautizar con precios en Corabastos, Mercasa y en todas las plazas de Colombia.