Por LUIS ALBERTO MARTÍNEZ
Y sin embargo lo vi todo. Cerré mis ojos, los sellé con vendas negras, no quería ver nada; sin embargo, lo vi todo.
Clínicas y hospitales colmados de enfermos que, en el umbral de la muerte, llenos de incertidumbre y agonía inhalan su último aliento. Médicos y enfermeras viviendo la gran verdad dolorosa y cruel de la historia con manos temblorosas y espíritu combativo buscan salvar aquellas vidas que solo escuchan el rugir de las tempestades.
No vi nada, pero ese virus criminal y sangriento persiste su violento ataque dejando a su paso desolación, angustia y pobreza. Mis ojos siguen cerrados, no quieren mirar a la gente en gigantes tumultos marchando en altiva protesta reclamando sus derechos.
No vi nada, aunque todo está a la vista. Turbas furiosas que en perversos y fulminantes momentos destruyen y saquean grandes y pequeños negocios y convierten las ciudades en terribles tragedias, donde todos sufren y de rodillas claman que cese la horrible noche.
No vi nada, sin embargo, oigo el llanto de familias empobrecidas, de aquellos que perdieron sus trabajos por el cierre agónico de almacenes, tiendas, hoteles, restaurantes y comercio en general.
No vi nada, pero me he dado cuenta que las mingas indígenas se han venido de sus feudos a derribar estatuas de conquistadores, expresidentes y políticos y a cerrar caminos causando estragos en la población.
No vi nada, tampoco volví a escuchar el ruido de los pesados camiones y tractomulas porque están ocupados bloqueando vías ocasionando enormes daños a la clase trabajadora y humilde, ajena a sus peticiones al gobierno nacional.
No vi nada, pero escucho el clamor de miles de personas pidiendo justicia ante la injusticia de algunos policías que se exceden en autoridad y causan desazón y miedo y son acusados de la desaparición de seres, detenidos, muertos, abuso de género y otros hechos.
No vi nada, sin embargo, tengo la firme sospecha que el malvado coronavirus va a continuar con su nube lúgubre y siniestro derrotero, ante la irresponsabilidad de muchos que no atienden las medidas de bioseguridad impartidas por las autoridades de higiene.
No vi nada, pero me llegan ecos y rumores de la terrible tragedia que atraviesa un gran número de habitantes de la Virginia por el desbordamiento del rio Risaralda. Solidaridad, apoyo y ayuda para los ciudadanos que lo han perdido todo.
No vi nada, sin embargo, lo vi todo, y me enteré que la Copa América de Futbol ya no se celebra en Colombia. El país no está para juegos, los gastos que acarrea el certamen son cuantiosos, no hay público en los estadios, por lo tanto, no hay ventas, y como si fuera poco la amenaza del Covid 19 que continúa cobrando vidas.
No vi nada, sin embargo, lo vi todo y extrañamente no he visto a mis amistades desde hace mucho tiempo, esta enfermedad atroz nos tiene sumidos en penumbras; me quito el tapabocas, respiro profundo, retiro de mis ojos la venda que los cubre y sigo viendo tristeza y amargura, nada ha cambiado la muerte sigue su marcha al abismo tétrico. He dicho.