Por estos días la reconocida cantante barranquillera Shakira lanzó su más reciente producción discográfica, junto al rapero argentino Bizarrap, la cual ha sido calificada como el debut más grande de la historia de la música latina. La artista colombiana hace gala, una vez más, de su incuestionable talento musical; sin embargo, esta vez, y sin desconocer todos sus méritos, discrepo de la letra que acompaña a la pegajosa melodía y, muy en particular, el mensaje que la misma transmite a los millones de sus seguidores, dejando una estela de descalificativos en contra de su ex pareja que provocan a otros a imitar dicha conducta con sus pares, con tufillo a revanchismo y desquite.
A Shakira la conocí personalmente hace ya varios años, cuando tuve ocasión de entrevistarla para un programa de televisión que entonces yo conducía. Durante el almuerzo me impactó aún más la profundidad de su razonamiento y la calidez de su alma. “Esta chica tiene mucho por decirle al mundo”, pensé. Con ese deje costeño que se le salía entre cada comentario inteligente y apunte gracioso que hacía, dejaba entrever la senda de éxito que estaba en capacidad de trasegar y, de hecho ha recorrido, llevándola hoy día a la cima del escenario musical, dejando muy en alto el nombre de nuestro país. Ella me gusta mucho y la admiro, más no por ello debo de estar de acuerdo con todo lo que artísticamente realice.
La letra de sus canciones, en general, especialmente las del inicio de su astronómica carrera musical, se caracterizaron por ser un contundente llamado a la reflexión (Estoy Aquí), a la vida (Sale el Sol), la resiliencia (La Tortura), la esperanza (Se quiere de mata), la alegría (Hips Don´t Lie), en medio de metáforas, símbolos, proverbios, aforismos y citas de grandes autores, colocándola en los primeros lugares de sintonía, gracias a su contenido profundo, originalidad y ritmo; sin embargo, la ruptura con su ex pareja – la cual de paso valga la pena anotar siempre me ha parecido un hombre bastante pipiolo y prepotente – la afectó tanto que hoy su vida privada se volvió pública, creando un maremágnum de mensajes que promueven el odio, el revanchismo y hasta el oportunismo en el negocio del marketing de reconocidas firmas internacionales.
¡Extraño los mensajes de la Shakira de antes! No me gusta observar cómo una mujer tan valiosa y a la que Colombia en especial le debe tanto, se desvanece públicamente en medio de su tusa. El arte debe tocarnos, sensibilizarnos y hasta sacudirnos más no debería ser utilizado como vehículo para indisponer en contra de otro, así insisto no me guste su ex pareja (Además padre de sus dos hijos) o mucho menos avale su infidelidad. Solito comprenderá el error que cometió y la mujer que perdió, sin necesidad de “salirlo a cantar”. Los asuntos de pareja – más cuando hay hijos de por medio – se resuelven en privado. No se cantan al mundo, pues lo único que queda claro es una sintomatología de que no ha podido superarlo. El camino de descalificar, minimizar o ridiculizar al ex, nunca será el indicado. Ojalá y nuestra gran artista recupere pronto el eje que la ha caracterizado y nos siga deleitando con letras y melodías que inspiren. Eso es lo que el mundo necesita y valora de la gran Shaki, la misma que conocí en aquel almuerzo especial. www.infinitepowertraining.com
Gracias Paty por tomarte el tiempo de leer mi columna y comentarla. Saludos!
Comparto la opinión. Lamentablemente está demostrando lo peligrosa que es una «tusa». El tiempo pasará y los protagonistas también, pero la canción, así como el recuerdo de una Shakira entusada, serán para siempre.