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CulturaLiteraturaSoy un poema

Soy un poema

Por: Felipe Naufal

A manera de divertimento pasajero, escribí en mi muro de Facebook la frase que encabeza esta nota.  Ello dio lugar a que una muy apreciada pariente política comentara con humor: “!Qué modestia! “. Ante lo cual le respondí:

Me ofreces el barranquito que necesitaba querida Mané, para decir que la aludida frase nada tiene que ver con la desmesura o el auto elogio. Todo lo contrario, es el reconocimiento expreso a la enorme tarea estética que desarrollan los poetas, que cuando son buenos, producen con las palabras como materia prima, verdaderas obras de arte. Un buen poema es la representación de la belleza en la más elegante de sus formas. Es una joya. El arquetipo de lo hermoso, lo sublime, lo más caro a los sentimientos y al corazón. Un buen poeta, es como el regalo que los dioses le hacen a una nación, – por lo menos así pensaban en la antigüedad-.

De tal manera que cuando confieso mi incapacidad para hacer buenos versos lo que hago es rendirles un homenaje a los poetas de verdad, aquellos que por ejemplo alcanzan la categoría de ser representantes emblemáticos de sus países de origen. Un Borges en la Argentina; un Neruda en Chile; un Cesar Vallejo en el Perú; un Barba Jacob en Colombia; un Rubén Darío en Nicaragua; un Whitman en Estados Unidos; un García Lorca en España; un Baudelaire en Francia; un Cavafis en Grecia; un Gibran en el Líbano, en fin, la lista podría ser interminable y tan larga como lo es la  de la totalidad de los países del orbe.

Pero, de otra parte, debo afirmar que, para que la obra de arte esté completa se requieren los lectores sensibles. Aquellos que recorren con sus ojos y su mente un poema y experimentan verdaderas sensaciones físicas de satisfacción. Lectores, como los había antes que se aprendían de memoria sus versos preferidos y no desperdiciaban ocasión para recitarlos. Esos que se acabaron porque declamar incluso hasta cursi es considerado por parte de algunos que no saben alimentar su alma.

En esa categoría de lectores sensibles deseo ubicarme yo y para ir más allá, he deseado vivir mis días de manera poética, para lo cual no se necesita sino saber buscar y encontrar la belleza en donde esté. En unas letras, en un pájaro o en su nido, en una madrugada, en un atardecer, en el mar o en las mujeres que pasean su gracia con altivez divina y que como las flores van vestidas de mil colores, según lo dice con acierto y con poesía una conocida canción.

Me encanta entonces sentirme poema, es más fácil que hacer buenos versos. Prefiero leerlos. Y pensar que soy un poema que camina, que respira, que llora, que ríe y que se entretiene en esta cuarentena juntando palabras para salir del compromiso adquirido con un amigo de escribir una columna, para un periódico digital.

Ya está hecha. Gracias a ti, Querida concuñada.

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3 COMENTARIOS

  1. «Humano soy y nada de lo humano me es ajeno» Terencio.
    La poesía, nos ayuda a mejor vivir, Y hace nuestra existencia gratificante.
    Que bello el poema.

  2. Lo conocí imberbe y con fiebre por Declamar poemas……le pudo la calentura política en sus años mozos y de adolescente….. y en sus años de sabiduría retomo el arte de ser humano….que bueno.

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