Todos los seres humanos sin excepción alguna vivimos de necesidades. Cuando la gente es muy pobre se dice que esta tiene muchas necesidades, de ahí que se les denomine como los más necesitados. Sin embargo, esto también afecta a los que mucho tienen ya que, aunque tengan riquezas materiales, con frecuencia quieren tener cada vez más. Por lo anterior me gusta bastante la frase que expresa que «rico no es aquel quien mucho tiene sino el que poco necesita «.
En el celebre y precioso poema «Huellas en la arena» alguien le reclama a Nuestro Señor con vehemencia el no haberle acompañado, según él, cuando más lo necesitaba, de la siguiente forma «Señor tú me prometiste que, si te seguía, tu caminarías siempre a mi lado. Sin embargo, he notado que en los momentos más difíciles de mi vida solo había un par de huellas en la arena». «¿Por qué cuando más te necesitaba no estuviste caminando a mi lado? El señor le respondió: «las veces que has visto sólo un par de huellas en la arena, hijo mío, ha sido cuando te he llevado en mis brazos «.
Estoy convencido en que Dios ya ha visto mi corazón antes de gritarle en forma de angustiosa suplica lo que necesito y antes de que ser consciente de mis necesidades. Lo que no sabemos es que Dios ya esta preparando la respuesta, incluso cuando nuestra petición no ha sido elevada.
Lo que ignoramos, y bien vale la pena saberlo y entenderlo, es que Dios nos la concederá, si El cree que nos es conveniente, en Su tiempo y no en el nuestro, el cual está basado a veces mucho en nuestro ego y en nuestras vanidosas demandas.