Por Humberto Tobón*
Ahora que varias ciudades en Colombia están formulando una visión de largo plazo más allá de 2050, es esencial que piensen, primero que todo, en cómo mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Este objetivo se puede lograr a través de una potente transformación de las ciudades en sus áreas urbanas y rurales, buscando alcanzar un equilibrio entre las actividades económicas, la sostenibilidad y el desarrollo humano.
Las prioridades en términos de desarrollo y crecimiento han venido cambiando en las últimas décadas. Hace años, por ejemplo, lo prioritario era atraer industrias, así estas fueran altamente contaminantes, con el argumento de que aportaban a la competitividad económica y a la generación de empleo. Hoy esa teoría está desueta.
Antes se pensaba sólo en las grandes avenidas para que fueran ocupadas por los carros, hoy la tendencia es tener más ciclorrutas y vías peatonales.
La actualidad exige actividades productivas y comportamientos sociales respetuosos con el entorno natural y que aporten al mejoramiento de los índices de bienestar.
Existen ejemplos paradigmáticos de ciudades que se han transformado sustancialmente, para asegurar que sus habitantes tengan más y mejores espacios físicos para su disfrute, haciendo que el sistema de transporte sea cómodo y seguro; que la movilidad con bajas emisiones se puede dar impulsando los circuitos pedestres y ciclísticos; que las fuentes superficiales de agua estén libres de contaminación y puedan recuperar su riqueza natural; que los niveles de pobreza disminuyan; que la inseguridad se puede superar; que los sectores rurales tengan la potencialidad de ser altamente productivos a través de una agricultura limpia y orgánica; que actividades como el turismo sean sostenibles y regenerativas; que la cultura se convierta en un elemento vital para crear una ciudadanía comprometida y participativa.
Los planificadores que comprendan que es sustancial que haya una correlación entre las áreas urbanas y rurales y que ambas deben ir de la mano, sin duda estarán aportando a la construcción de un futuro que no dependa del cemento y del aire irrespirable, y sí de espacios verdes llenos de vida.
En el reciente congreso internacional de turismo andino realizado en Pereira, organizado por la RAP Eje Cafetero en asocio con la UTP y Cotelco, pudimos conocer experiencias muy enriquecedoras de la manera cómo es posible regenerar espacios que hoy están degradados e impulsar iniciativas que respeten los principios básicos de la sostenibilidad.
Propósitos tan enaltecedores y necesarios como los que se han venido construyendo y haciendo realidad en muchos lugares del mundo, es posible si se unen las organizaciones económicas y ciudadanas, bajo la conducción de gobiernos que tengan muy clara la visión de largo plazo, basada en el ser humano y su relación respetuosa con el medio natural que lo rodea.
*Gerente RAP Eje Cafetero