Por JOSÉ DANILO SALAZAR
En el artículo ”nuestros tesoros perdidos”, en Diciembre del 2020, hicimos un recorrido sobre ellos: algunos sacados ilegalmente del país; algunos vendidos legalmente, por falta de legislación que protegiera el patrimonio cultural de la nación; algunos ya “desaparecidos” e irrecuperables; otros que estamos en mora de reclamar, y una gran mayoría sacados del país sin ser conocidos, ni menos aún catalogados por antropólogos o científicos nuestros; demostrando lo poco que conocemos y valoramos nuestro legado cultural; pero estos tesoros en reclamación no son exclusivos de países latinoamericanos: Europa, Asia y África también tienen sus propias reclamaciones contra los países depredadores.
El diario “El Tiempo” del Domingo 6 de Abril de 2003, página 3-2, en artículo titulado “Cruzadas por los tesoros perdidos”, Ana María Guevara cuenta como el llamado Conde de Elgin, el diplomático británico Thomas Bruce, en el año de 1798, con la disculpa de querer salvar del abandono y la destrucción las piezas de la acrópolis y del Partenón, con permiso del sultán otomano que gobernaba lo que hoy es Grecia, sacó 200 cajones llenos de tesoros, que incluían: 56 de los 97 paneles del friso del Partenón; 15 de las 64 Metopas (decoraciones de los frisos dóricos) y varias esculturas. Este tesoro lo vendió el señor Bruce al gobierno inglés en 1816, y desde esa época Grecia y el Reino Unido se disputan la propiedad de las piezas que se exhiben en el museo británico; pero allí también se exhiben estatuas de las cariátides del Partenón, y numerosas piezas del arte clásico heleno: estatuas, figuras del museo de Halicarnaso y mármoles del templo de Artemisa en Éfeso.
El despojo de los tesoros culturales es tema de discusión del “Comité intergubernamental para el retorno de los bienes culturales a sus países de origen o su restitución en caso de apropiación ilícita “de la UNESCO. Según la UNESCO: Malí, Nigeria, Níger, Las Islas Samoa, Bangladesh, Irak, Camboya y Afganistán, son los países más saqueados en su patrimonio.
Uno de los casos más aberrantes de destrucción del patrimonio cultural ocurrió en Afganistán; por la década de los 70 se dio una gran actividad de exploración arqueológica, interrumpida en 1979, por la invasión de la Unión Soviética. Posteriormente en 2001, a pesar del rechazo internacional, el régimen Talibán, que tomó el gobierno, decretó la destrucción de todos los monumentos y obras con figura humana, como los Budas de Bamiyán, estatuas que fueron dinamitadas, argumentando razones religiosas, en su fanatismo, destruyeron además los budas de Foladi y Kakrak y otras colecciones de arte del museo de Kabul; la Unesco se dedicó a identificar el daño a la cultura afgana, hubo grupos de arqueólogos en el museo de Kabul, y las ciudades de Jam, Herat y Bamiyán haciendo el inventario de los daños arqueológicos causado por el oscurantismo Talibán. Tesoros que jamás se recuperarán.
Tres potencias de Europa occidental: Reino Unido, Francia y Alemania despojaron en los siglos XVIII y XIX algunos de los más conocidos tesoros del arte universal, saqueando a naciones como Egipto, Siria y Mesopotamia, hoy Irak. El museo británico, además del arte griego tiene en su inventario una enorme colección de objetos sumerios, Babilónicos y asirios, despojados por exploradores en el siglo XIX, además famosa piedra de Rosetta clave para descifrar jeroglíficos egipcios.
Por su parte, el museo del Louvre exhibe esculturas griegas como: la Venus de Milo, la Victoria de Samotracia, además de valiosas obras procedentes de excavaciones realizadas en Olimpia en el siglo XIX, y en su sección de egiptología alberga una selección de famosas piezas. Según el artículo citado anteriormente “En Abril de 2000 la prensa francesa reveló que tres esculturas de la civilización Nok, procedentes de sitios saqueados en Nigeria se exhibían en las salas de arte primitivo del Louvre. Las denuncias inculparon hasta el presidente Jacques Chirac, quién fue acusado de haber encubierto la adquisición de las antigüedades. Al respecto el museo arguyó que eran conscientes de la procedencia de las piezas, pero que era mejor exhibirlas a dejarlas escondidas en un sótano”.
Los alemanes no se quedan atrás como despojadores, el museo estatal de Berlín en su sección asiática tiene la Esfinge de Bogazkoy, que ha generado duros reclamos de Turquía contra Alemania, pero Turquía además reclama obras como el Altar de Pérgamo, considerada la pieza más valiosa del museo, que la exhibe en su sala central, estas piezas fueron encontradas en una expedición alemana a Pérgamo, pequeña ciudad del Asia Menor.
Otro caso es el del “tesoro de Príamo”, compuesto por 11 mil piezas, desenterrado por el alemán Heinrich Schliemman en Turquía en 1874, tesoro trasladado a Berlín y cedido a Alemania a finales del siglo XIX, allí permaneció hasta la segunda guerra mundial, de donde los rusos se lo llevaron en 1945 al museo Pushkin de Moscú, en 1993 se supo de su estadía allí, y hoy lo reclaman: Turquía, Alemania y Rusia.
Por otra parte, la invasión de la Alemania nazi a Europa produjo saqueos, sobre todo a colecciones de arte de los judíos, algunas aún en el mercado del tráfico ilegal de arte y otras recuperadas por descendientes de sus propietarios, tal es el caso del “Retrato de Adele Bloch- Bauer I” pintado en 1907, uno de los cuadros más caros de la historia; después de recuperarlo del gobierno austriaco, María Altmann lo vendió a Roland Lauder por 135 millones de dólares en 2006, el señor Lauder es un especialista que quiere recuperar el patrimonio artístico judío caído en manos nazis, lo exhibe en la Neue Galerie de su propiedad junto a “El beso” pintado en 1908 , ambas obras del mítico pintor modernista Gustav Klimt; en el 2015 se hizo una película sobre la recuperación de esta obra de arte titulada “woman in gold”. Turquía también reclama a Alemania numerosas obras de arte arrebatadas a sus propietarios en la segunda guerra mundial.
Hablando del robo de los nazis a la Europa ocupada, ”el Tiempo” Domingo 1 de Diciembre de 1996, página 22 A, en artículo de Santiago Gamboa, da a conocer que en 1945 soldados americanos encontraron miles de lingotes de oro en una cueva de Turingia, con tres procedencias distintas: una parte robada a los judíos, otra de los bancos suizos y el resto de países neutrales que ayudaron a Alemania a blanquear el botín: Portugal, Suecia y España. Las 337 toneladas encontradas al final de la guerra, fueron guardadas en tres entidades bancarias de los aliados en: Inglaterra, Norteamérica y Francia, para ser repartidas entre los países expoliados.
Se creó una comisión para repartir el oro, según las peticiones de cada país, las pretensiones sumaban 514 toneladas. Aunque parece imposible en 1996, 50 años después de la guerra, esa repartición no había terminado, y aún quedaban 5,5 toneladas por adjudicar. En el reparto Francia obtuvo 114 toneladas, y se había dado oro a: Holanda, Austria, Checoslovaquia, Italia, Yugoslavia, Polonia, Grecia y Albania, obviamente en menor cantidad dela que pedían; el criterio era dar prioridad a los países occidentales que arruinados por la posguerra, podían caer en manos del comunismo.
Pero los países de este, aliados de Alemania también recibieron su parte; Austria en 1948 recibió 40 toneladas de oro; Italia también recibió su parte en 1948, cuando el comunismo organizaba una huelga general y Francia recibió su parte en 1947, en plenas protestas por la disminución de las raciones de pan. Otras peticiones de naciones de Europa oriental, integrantes del bloque comunista tardaron en ser resueltas, es el caso de Checoslovaquia y Albania por la oposición de los países aliados. En Septiembre de 1996 el Congreso mundial judío pidió que las 5.5 toneladas restantes se les dieran a descendientes de las víctimas del holocausto, petición que estudiarían los encargados del reparto.
En ”El Tiempo” (Domingo 16 de Febrero de 1997, página 20 A), Santiago Gamboa escribe que el gobierno de Chirac decidió arreglar cuentas con la comunidad judía francesa, intentando devolverles algo de lo que les robaron durante la segunda guerra mundial, siguiendo la línea de reconocer oficialmente la responsabilidad de Francia en las deportaciones de judíos hacia los campos de exterminio nazi; el gobierno de Mitterrrand nunca aceptó responsabilidad francesa en el holocausto; en el gobierno de Vichy, bajo la ocupación alemana se envió a los hornos crematorios cerca de 74.000 judíos franceses de una población total de 300.000; esta actitud francesa, contrasta con la de Suiza que se lucró de los bienes robados a los judíos. La gran dificultad de la buena intención de Chirac, es establecer dónde están esos bienes que eran recogidos de los judíos que serían enviados a los campos de exterminio, otra dificultad era identificar a los propietarios de miles de obras de arte. Francia se hizo devolver de Alemania una gran cantidad de cuadros y objetos artísticos, algunos de ellos entregados a sus propietarios legítimos, incluyendo familias judías, pero otros están en museos: El Louvre recibió 1878 obras y objetos. Terminada la guerra, Francia intentó devolver las obras a sus propietarios, pero no hubo mucha publicidad y los judíos tenían como prioridad buscar y capturar criminales de guerra nazis. En el caso de bienes inmuebles y terrenos las cosas parecían ser fáciles, seguramente hubo choques con los nuevos propietarios de ellos.
¿Y cuándo le devolverán a Colombia el oro que se llevaron los conquistadores? Se puede hacer un seguimiento y reclamar. ¿Y cuándo van a escribir algo sobre todos los fósiles encontrados en Colombia que entidades extranjeras compran ilegalmente?
Con la aparición del ser humano sobre la faz de la tierra, vinieron también a existencia el ánimo de dominio sobre los más débiles, la ambición y el carácter beligerante.