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LUIS FERNANDO CARDONA
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ActualidadTrastorno Narcisista de Personalidad

Trastorno Narcisista de Personalidad

Para definir los criterios diagnósticos de una persona ególatra es necesario analizar diferentes aspectos como lo son su conducta, actitud y sus rasgos. El rasgo principal de la persona ególatra es su “propia adoración ciega”, al cual se le ha puesto el nombre como “Trastorno de la Personalidad”

Una persona ególatra puede tener actitudes ególatras o ser un ególatra empedernido. Cuando esto llega a niveles patológicos se convierte en un trastorno narcisista de la personalidad. Bajo este diagnóstico, se describe a las personas que muestran un predominante patrón de grandeza, y una marcada falta de empatía. Estas personas tienen la idea de que las demás personas tienen que anticiparse a sus necesidades, ven a otros como alguien de quién sacar algo de utilidad o alguien que debe satisfacer sus propias necesidades. Si alguien de su entorno no hace parte del comité de aplausos, adoptan comportamientos agresivos para defender su propia idea de idealización de sí mismos.

La egolatría es reflejo de la sociedad en la que vivimos, donde se valora todo aquello material, perfilando constantemente a las personas solo oír sus logros, formación que se recibe desde la más temprana edad; una crianza con modelos permisivos, sobre protectores e impositivos

  Los expertos hablan de algunas conductas o rasgos, como la percepción exagerada de sus atributos y cualidades; un profundo sentimiento de grandeza; un gran apego a todos los aspectos que refuercen su imagen; gustadores de generar envidia y celos; construyendo amistades superficiales que, les permitan alcanzar algunos propósitos y ganar estatus social.

 Distorsionan la realidad, teniendo dificultades para llevar acabo un análisis racional sobre su valía personal; no soportan recibir criticas, tomándoselas como algo siempre personal; procuran relacionarse con gente pasiva, que se deje llevar por ellos y a los que puedan manipular fácilmente para alcanzar todo lo que se proponen. El patrón de conducta se vertebra sobre la impresión de grandeza suprema de su persona y la necesidad de reconocimiento por parte de la gente del entorno. Hay en ellos, presunción, engreimiento, soberbia descomunal y fatua, jactancia y petulancia.

Quienes construyen este tipo de personalidad egocéntrica, buscan rodearse de personas obsecuentes y serviles, poco inteligentes, para poderse convertir en el centro de atención. Procuran siempre buscar defectos debilidades de los demás, para hacerlos públicos, es por ello que se vuelven despóticoss y críticos inapelables, usando y abusando de los demás. Les encanta obstentar de su poder volviéndose, deidades, donde ningún mortal pueda alcanzar la cima en la que ellos se sienten.

Sus temores más profundos le sobresaltan por las noches, cayendo en profundas depresiones, de la que suelen salir merced al uso (o abuso) de distintos estimulantes a los que terminan adictos. Estos molestos estados depresivos se deben básicamente a sus propios miedos e inseguridades.

Esto está bien saberlo, para no llevarse sorpresas: el ególatra es magnánimo a la hora de dar, pero exigente cuando se trata de recibir; esperan de sus súbditos lealtad y subordinación. Nada hay que tanto daño le haga a una democracia, que un ególatra, ejerciendo el poder, porque quien vive esclavo de su propio ego, quiere empoderarse de aquellos que dejan de ser ciudadanos para convertirlos en sus propios vasallos.

Padre Pacho

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1 COMENTARIO

  1. Excelente viñeta para describir a la curia local, la colombiana y la vatica (excepto Jorge Mario Bergoglio)

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