Por JORGE ARTURO ESPEJO
Estas fechas de final de año con su equipaje de emociones son a veces abrumadoras.
El año que termina con su carga de amenaza, de dolor y muertes, de aislamiento y de distancia entre nosotros ha sido muy duro.
El vaivén de las medidas del gobierno que intenta acertar dando palos, ciego como niño en una piñata.
Alejarnos de los que queremos, mirarnos a la cara tapada por un trapito protector que nos recuerda la impotencia de la ciencia para vencer la enfermedad.
La promesa de la vacuna, la incertidumbre sobre su eficacia y las dudas sobre la oportunidad en la que podremos vacunarnos nosotros, los colombianos, que siempre estamos de últimos.
La decepción ante la manera inhumana como la mayoría de las reservas y los créditos de emergencia se llevaron a los bancos para proteger el interés de sus dueños antes que la estabilidad de los empresarios medianos y pequeños, que ven languidecer sus negocios sufriendo su acoso despiadado.
Los millones de colombianos que viven en la economía informal, es decir los desempleados, esas mayorías, ese 70% de nuestra población que sobrevive en precariedad, volcados en las calles intentando vender cualquier cosa para sobrevivir un día más y que solo reciben rechazos y persecución del gobierno. Esas mayorías para las que el gobierno no gobierna, conmueven el alma y revuelcan el corazón.
Encontrar caras sonrientes que esconden muecas de dolor, la falsa alegría que disfraza el miedo, el agotamiento inexorable de los ahorros que amenaza el mañana, los niños agotados por el encierro y la desescolaridad, el dolor de los viejos y las angustias de las madres son el signo de lo que vivimos hoy en soledad, mientras vemos al presidente entrar todos los días en nuestra casa sin invitación a cantar victorias como si viviera en una pecera de cristal.
Con inmenso dolor los colombianos, recibimos la insultante noticia del aumento del sueldo a los parlamentarios, en decreto firmado por Iván Duque Márquez a $34.400. 000.oo, treinta y cuatro millones cuatrocientos mil pesos.
Con ese decreto se elevan el sueldo el propio presidente Duque, los ministros, los magistrados y todos los altos funcionarios del estado.
Ese es el nivel de sensibilidad, de solidaridad, de empatía de quienes gobiernan en Colombia en nombre del pueblo, envueltos en la bandera y jurando defender el “Estado Social de Derecho”.
Vienen elecciones.
Preparemos los votos.
Jorge Arturo Espejo Rivas
jespejorivas@gmail.com
Dos millones de desempleados, dos millones en el rebusque, en ese orden de ideas esta población tiene 0% de aumento salarial.
A trabajadores formales: $ 30.000 de aumento, un pasaje entre Pereira y Manizales, sin tomar ni agua.