Reza un adagio popular: “Qué importa que la vaca sea negra o blanca, siempre que de leche”. Siendo Venezuela el país que tiene las mayores reservas de petróleo en el mundo: 303.220 millones de barriles, el presidente Trump, que ha demostrado ser un dirigente pragmático, directo y sin rodeos, sabe que no es conveniente patear la lonchera del petróleo en Venezuela.
El 10 de enero será la fecha de la verdad. Lo cierto es que Maduro se posesionará este día, y Estados Unidos no hará nada para impedirlo: Apoyamos en Venezuela al presidente que se posesione. Quizás con esta declaración quiere el gobierno de los Estados Unidos calmar los ánimos de las relaciones con América Latina, bastante caldeadas desde que Trump pusiera la lupa el Canal de Panamá, con su declaración de expropiación. Sea cual sea la razón, lo único concreto y cierto es que Venezuela tiene el producto más codiciado: petróleo. Estados Unidos sabe muy bien que en el pasado, a pesar de todas las diferencias con Venezuela, siempre ha tenido un articulador común: El petróleo venezolano. Este solo hecho implica que las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela van a desarrollarse en un clima de tranquilidad y de mutua conveniencia, quizás mejor que en el pasado, cuando desde Colombia el expresidente Duque en un momento de euforia decretó la caída de Maduro, pero que no contó con el beneplácito de ningún otro país.
Al “normalizar” las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela los beneficios van a ser mutuos; lo que no quiere decir que los astros se alineen para que la interpretación del mundo sea una sola. Lo que significa e importa es el mensaje que el gobierno de Trump envía al resto del mundo al reconocer a Maduro como presidente de Venezuela; pero como dice otro adagio popular: “Donde manda capitán, no manda marinero” y Estados Unidos habló reconociendo a Maduro.
Todo esto da al traste con la transición pacífica y democrática en Venezuela, y por el contrario, este reconocimiento a un nuevo gobierno de Maduro, se presenta intempestivamente como una bofetada a toda la derecha latinoamericana, en especial la colombiana que alistaba sus fuerzas para convencer al gobierno de Trump de tratar a Venezuela como un país paria. Sin embargo, esta vez tampoco se va a poder, porque para Estados Unidos, el tipo de sistema que rija a un país no es relevante, sea una dictadura o una democracia, lo que cuenta es la relación económica costo-beneficio, que al hacer el balance, el petróleo, opaca cualquier otro argumento por importante que sea. Nadie querrá renunciar a estar cerca de 303.200 millones de barriles de petróleo. Estados Unidos habló: ¿Cómo es el negocio socio?
JAIRO ARANGO GAVIRIA
Enero 2025
Es que son relaciones Politicas en tanto que economicas
Muy buen dato doctor Jairo, excelente artículo y sobre todo se desmantela el verdadero interés de las relaciones poco políticas y más económicas, por lo que se mueve el mundo.