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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

Actualidad“UNA VIDA MUCHAS MUERTES” ES UNA DECLARACIÓN DIALÉCTICA

“UNA VIDA MUCHAS MUERTES” ES UNA DECLARACIÓN DIALÉCTICA

 

Julián Toro Duque en el Centro Cultural Lucy Tejada presenta “Una vida, muchas muertes”, una exposición que, más allá de su título, revela la metodología y el pulso vital de un creador múltiple: el artista, el hombre, el historiador, el pensador, el trabajador, el dibujante, el pintor, el hijo. Un ser que no solo imagina para su cuadro, su lienzo o su cuero, sino que también piensa para la sociedad, dialoga con su tiempo y abre su obra a los demás.

Formado en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Julián Toro Duque tuvo la fortuna de nutrirse también en Venezuela, en procesos académicos que ampliaron su visión. Luego partió a Estados Unidos, donde fue recibido con toda su carga creativa, emotiva y pulsional. Allí inició una etapa monumental: obras de gran formato donde convergen el computador, la tecnología y las plataformas de diseño, sin abandonar la raíz de su lenguaje pictórico. Sus piezas condensan un entorno emocional que abraza la vida, la memoria y la relación íntima con el ser humano.

En sus propuestas, tanto en gran como en pequeño formato, la anatomía se convierte en protagonista: formas recortadas, en tensión, articulaciones escorzadas que parecen comprimirse hasta quitar el aliento. Fondo y figura se entrelazan en una danza visual donde el espacio queda subordinado a la forma. La anatomía desborda el papel o el lienzo, como si buscara escapar. Toro Duque no se ata a la técnica académica ni al color tradicional, ni a la perspectiva rígida; se mueve por la emoción, el estímulo, el sentimiento y la pulsión.

 

Una vida muchas muertes, es una declaración dialéctica: cómo una obra nace y muere en sí misma, para dar paso a otra, en un flujo incesante. Entre su taller en Pijao y su estudio en Estados Unidos lo separan apenas dos cosas: el tiempo que se diluye en un avión y la oportunidad de ver el mundo desde lo alto, para dejar volar la imaginación.

Hoy, en la rampa del Centro Cultural Lucy Tejada, Julián Toro Duque nos invita a recorrer en más de 15 obras que demuestran que un artista no se casa con una única forma de exponer su pensamiento. En cada pieza, su técnica, su carácter y su visión mutan, como si la exposición fuera también un acto de renacimiento. En palabras de Rembrandt, “La pintura es la forma más pura de oración” y en la obra de Toro Duque, esa oración se pronuncia con el cuerpo entero, con la vida entera, para que cada espectador, al contemplarla, vuelva también a vivir.

El otro aspecto de Julián Toro Duque, es su forma sensible de vivir y de relacionarse con las personas: con sus maestros, con los artistas, con quienes lo rodean. Es un ser humano que no se limita a vivir de su trayectoria, ni de la remuneración que obtiene a través del arte, ese sueño que muchos artistas anhelan alcanzar. Gracias a su trabajo y a su constancia, ha logrado que su obra sea acogida en galerías y colecciones privadas alrededor del mundo.

Pero su mirada no se queda en el reconocimiento personal. Ha pensado siempre en la juventud, en esa generación emergente que cada día se levanta con sus computadores, lápices, colores y pinceles para dar forma a cualquier expresión artística. Jóvenes que sueñan con participar en convocatorias, con mostrar su trabajo en espacios públicos, con llegar a galerías, compradores y coleccionistas.

Para ellos, Julián Toro Duque ha diseñado grandes concursos y convocatorias que les permiten acceder a escenarios con todas las condiciones técnicas, estéticas y profesionales necesarias. Gracias a alianzas con empresarios, patrocinadores y gestores, ha abierto caminos para que estos creadores emergentes puedan proyectar su talento.

Su compromiso no se limita a un plano individual: también piensa en su región, el Eje Cafetero, y en sus tres grandes capitales: Armenia, Pereira y Manizales. Busca que el arte joven, ese que empuja, que cuestiona, que expone la belleza y la problemática social, que ejerce la crítica y la autocrítica, tenga un lugar para florecer. Un sitio desde el cual convertirse en un trampolín hacia el mundo, para que sus obras sean reconocidas, adquiridas y, con ello, sus autores puedan aspirar a una mejor calidad de vida.

Pueden visitarla hasta el próximo 27 de septiembre del año en curso – horario de oficina – Rampas del centro cultural Lucy Tejada, secretaría de cultura Pereira. ¡Entrada libre!

1 COMENTARIO

  1. Pocas obras he podido apreciar, pero las que he visto sacuden los sentimientos y alegran el alma. Talentos puestos al deleite de otros, entonces,como dice el comentador, son una oración, una llena de emoción y colorido. Felicitaciones desde el corazón.

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