🔹 Colombia vive muy lejos de su utopía de Estado Social de Derecho.
🔹 Hay demasiados servidores públicos convencidos de ser poder inmune contra los derechos de los ciudadanos.
El país político ha demostrado su burla y desprecio por el país nacional que son todos los colombianos, mayoría no alinderados ni prosélitos en la polarización que los señala como «derecha o izquierda» según su comportamiento social. Oriundo de Pereira el más viejo de los expresidentes vivos de los seis que hay, quienes fueron mandatarios en ocho periodos presidenciales desde 1990, persiste en su insulto y descalificación a quién hoy ejerce el primer empleo del Estado con menos poder que nunca, cercado, asediado y señalado de incompetencia en todas sus facultades para el ejercicio de ese cargo. El presidente en funciones les da todo el combustible para la hoguera que atizan estos jubilados insoportables. Todos a una decididos a hacer ingobernable la república que ellos trajeron hasta donde está y ahora pensionados dicen saber cómo se arregla con su dictamen. Así dicen defender «la institucionalidad» y exigen que no haya ciudadanos por las calles en manifestación, excepto sus prosélitos, porque las ramas del poder en la realidad que viven, manejadas por quienes las manejan todas, son omnímodas y no tienen por qué dialogar ni rendir cuentas a la ciudadanía. El espectáculo de inferioridad de los dirigentes frente al pueblo nunca fue más patético.
El país político que son todos los que viven sin escrúpulos de la política electoral a quienes Jorge Eliecer Gaitán llamó hace setenta y cinco años la «oligarquía» no quiere comprender que el país nacional los desprecia por la captura que mantienen de la llamada «institucionalidad» en su «democracia burocrática y de elecciones para el negocio» sin importarles nada distinto a sus bajas pasiones e instintos políticos. No aceptan que la ciudadanía los haya derrotado a todos «rejuntados» como maquinaria electoral con contundencia al menos en dos elecciones presidenciales en 2022, porque real es que mantuvieron sus feudos en el poder legislativo, democracia representativa con la totalidad de mañas cosechadas en la trayectoria de estos seis en sus ocho mandatos. No saldrán de su esquema de engaño y manipulación del relato amplificado desde Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y los centros urbanos donde mayor ruido hace el perifoneo mediático tradicional controlado por el establecimiento que completan barras bravas gremiales del sector económico distorsionando instituciones en campaña electoral como la Fiscalía hoy.
La gente tendrá que repetirles en 2026 que mientras haya democracia electoral y exista democracia en Estado social de derecho día a día, son los ciudadanos que ellos usan en número manipulable pero no mayoría absoluta, quienes tienen el poder constituyente y que ningún poder público, ni tampoco económico, menos poder criminal alguno, va a someter a la ciudadanía emancipada en este país que les hizo tragar el sapo y sorbo amargo de dos derrotas en elección presidencial doble año 2022. No hay cordura en el viejo expresidente para ser «forense» de sus pares y dictaminar cual está cuerdo, cual no, cual es criminal y cuál no, menos desde la tribuna del partido que él ayudó a postrar en su realidad hoy.
Si este gobierno elegido con mandato de cambio termina en fracaso rotundo por todos los factores que hoy lo tienen atascado incluido el comportamiento y desaciertos personales del mandatario que les facilita todo el asedio y sabotaje que para los tales «expresidentes» es repudiable e inaceptable para las Cortes con todo y su descrédito por carteles de la toga y todos aquellos fenómenos como el primer condenado por la Comisión de absoluciones de la Cámara de Representantes, el tal Pretel corrupto en la Corte Constitucional, los funcionarios que hoy manejan Fiscalía y Procuraduría. Qué tal el político que hoy preside el Congreso dando línea ética, si el gobierno colapsa o termina como estos quieren, son los ciudadanos los que tienen que demostrar una vez más su poder decisorio para encontrar un mandato leal, decente que saque de este infierno al país nacional de las garras del insoportable e inescrupuloso país político vestido de «institucionalidad» saboteando el pedazo que más les gusta y necesitan, el que controla la chequera, la bolsa del Estado, los contratos y las concesiones, privatizaciones para quienes actúan como los privados condenados por corrupción en Estados Unidos.
Cortes, gremios, medios, legisladores, ministerio público, fiscales, todo servidor público en Colombia Estado Social de Derecho en el papel, tiene que ser decente, no mentir, ni engañar, ni manipular, ni sabotear lo público y rendir todas las cuentas necesarias a la gente. Qué tal la presunción de todos estos actores de que los ciudadanos permanezcan confinados en sus casas en silencio porque en movilización son una amenaza contra su integridad, en sus burbujas de cristal y marfil del poder sin rendir cuenta a nadie. Tacan burro. El país tiene que demostrar que no puede volver a lo mismo con los mismos, pero por sobre todo tiene que consolidar la soberanía de una ciudadanía en madurez y adultez de autonomía y conciencia en libertad y democracia real para no seguir manoseada, abusada, irrespetada e insultada por ese país político que 75 años atrás advertía Gaitán hasta que lo eliminaron como ocurrió igual con Galán 40 años después del bogotazo.
¿Cuál es la excelencia periodística premiada?
Pregunta a los gremios periodísticos en cabeza del gremio que se precia de ser el de la gran prensa bogotana, pero exalta la excelencia del periodismo nacional y tuvo durante décadas la guía de los preceptos que promovió la ética enseñada por Javier Darío Restrepo y Maestros que con él trabajaron en esa línea. #CPB está claro aquí cabemos todos. Plural. Mensaje confuso ¿Cuál es el periodismo escrito en Excelencia = Ética?. Pregunta por las dudas creadas después del Premio CPB 2024 en prensa escrita.
Opinión Acto Editorial Escrito por Hernando Ayala M. Periodista Mail: disnnet@gmail.com