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LUIS FERNANDO CARDONA
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ActualidadVENEZUELA ENTRE MITOS Y MITÓMANOS

VENEZUELA ENTRE MITOS Y MITÓMANOS

La situación de Venezuela es un tema que ha capturado la atención internacional durante años, pero detrás de los titulares y las narrativas mediáticas se esconde una realidad mucho más compleja y dolorosa.

Este artículo se propone explorar cómo la oposición venezolana ha contribuido a la perpetuación de la crisis actual, a pesar de sus proclamas de lucha por la libertad.

La oposición venezolana ha demostrado ser incapaz de articular una estrategia coherente y efectiva para enfrentar al régimen de Nicolás Maduro. Lejos de ser un bloque monolítico y comprometido, la oposición está formada por figuras tradicionales de la política que han vivido del Estado durante toda su vida.

Estos «delfines políticos», como Leopoldo López, Enrique Capriles y Juan Guaidó, han ocupado papeles protagónicos en esta tragedia nacional, pero su actuación ha sido más cercana a la de actores en una novela que a la de líderes reales.

Cada uno de estos líderes ha recorrido el país y el mundo auto proclamándose presidentes o salvadores de la patria, mientras el pueblo venezolano sigue sufriendo las consecuencias de un gobierno de izquierda que ha sumido al país en el caos, la injusticia y la opresión.

Este circo político ha servido más para alimentar sus egos y perpetuar su relevancia que para ofrecer soluciones reales a la crisis.

Hoy, la oposición está representada por Edmundo Gonzáles, una figura de edad avanzada, un símbolo de su agotamiento y falta de renovación.

No se trata de discriminar por la edad, sino de señalar cómo esta situación refleja la falta de vitalidad y adaptación de la oposición a las nuevas realidades del país. Mientras tanto, el pueblo sigue esperando un liderazgo fresco y efectivo que pueda enfrentar a Maduro con propuestas claras y realistas.

El drama de la oposición venezolana parece haber pasado de las novelas al género del viejo oeste estadounidense, como las películas de vaqueros con carteles de «se busca» que ofrecían recompensas por forajidos vivos o muertos, o de Hollywood, con películas de acción donde se espera la intervención de mercenarios como Blackwater y Erik Prince.

Ejemplos como Cuba, con más de 60 años de dictadura, y Nicaragua, con cerca de 40 años bajo regímenes autoritarios, nos muestran la realidad y que esas historias sólo son producto de la ficción.

No se trata de legitimar fraudes ni de justificar la opresión, sino de reconocer que para vencer a Maduro se necesita una estrategia basada en la verdad.

En un escenario donde abundan los mentirosos y estafadores, solo el más mentiroso se entroniza en el poder.

Durante años, se advertía que Colombia podría convertirse en una nueva Venezuela.

Lamentablemente, ya somos Venezuela.

La diferencia radica solo en los protagonistas.

Si esta película fuera en Colombia, podríamos cambiar los nombres de los actores políticos venezolanos fácilmente por los colombianos.

Te invito a cambiar los nombres, podrás ver que el desenlace es inevitablemente el mismo.

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