Por VICENTE ZULUAGA OSORIO
Por fin fue retirada la reforma tributaria. Esa fue la orden del sub presidente al congreso para que se presente una nueva con los puntos acordados con los partidos políticos, aunque había dicho en la doble W que el hundimiento podía ser interpretado como una muestra de debilidad, la cual perjudicaría a su partido político que en medio de su torpeza cree que las elecciones presidenciales de 2022 le favorecerán.
Lo doloroso e imperdonable es que el retiro hubiera sido ordenado después de la protesta que dejó muertos en las principales ciudades del país; buses incendiados; gobernaciones, alcaldías, cais, peajes y semáforos destruidos o averiados; bancos, centros comerciales y droguerías dañados; vías cerradas; medios de comunicación impedidos para el cumplimiento de sus labores; dificultad para el transporte de los ciudadanos; miedo y desolación. Clara muestra de la ineptitud del gobierno que debería dar lugar a la renuncia no solo del sub presidente Duque sino del ministro Carrasquilla, porque es claro que su inteligencia no les permitió entender las graves y funestas consecuencias de su terquedad, pues hasta el más ingenuo sabía que esa reforma no lograba su aprobación por la protesta que despertaría el claro atentado contra la clase menos protegida del país.
Le va a tocar al sub presidente suprimir su propuesta de gravar con el IVA la canasta familiar y los impuestos a los pensionados y a los estratos 1 a 4, para incluir un justo gravamen a los bancos, a los grandes empresarios, a quienes atesoran abultados patrimonios, que no pasan del 1%, y a los evasores, con todo lo cual se recaudarán más de 23 billones de pesos que es el déficit que alega el gobierno.
Lo que no puede perdonarse es que a estas alturas el gobierno no haya sido capaz de descubrir antes de cada manifestación mientras se organiza la marcha, a los vándalos, que generalmente van encapuchados y provistos de instrumentos para causar daño y crear un ambiente de peligro no sólo para los policías sino también para los manifestantes.
A estas alturas uno se pregunta dónde están los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas. Esa tarea es fundamental e inaplazable porque no puede ser que sigan exponiéndose a las reacciones de la Fuerza Pública los pacíficos protagonistas del paro, que son la inmensa mayoría. Valdría la pena que parte del presupuesto del ministerio de Defensa se empleara en encontrar los mecanismos para identificar y capturar a los vándalos, con lo cual ganamos todos, pero sobre todo los responsables de las manifestaciones porque ahí sí el número de participantes sería incalculable y entonces las peticiones pacíficas sin vándalos, sin daños, sin violencia no se harán esperar.
Y si eso se logra quedará una vez más como un zapato el presidente eterno que acaba de proponerle al sub presidente Duque (entiéndase ordenarle), que militarice las calles antes de cualquier protesta porque ya los policías no tendrían que aporrear a los manifestantes, sino protegerlos de quienes pretendan obstaculizar sus pacíficas expresiones de inconformidad.
Cuando el sub presidente se percate de los incontables colombianos descontentos no tendrá otro remedio que acceder a sus peticiones sin necesidad de renunciar al poder.
Si antes de cada manifestación se descubren los vándalos hoy no tendríamos que marchar con miedo sino con la seguridad de que serán respetados nuestros legítimos derechos a la protesta y sobre todo no habría en Colombia 21.000.000 de compatriotas pobres y 7.400.465 en pobreza extrema.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad exclusiva de sus autores y no necesariamente representan el pensamiento ni la ideología de los directores, los cuales nos expresamos a través de nuestras notas editoriales.
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