Una obra que camina en los sentidos de los objetos para reclamar su admiración.-
D´REYES
En épocas de reyes y reyezuelos existen varios acontecimientos y formas de vida que afectan a los seres humanos hasta llevarlos a unas condiciones infrahumanas, pero como en toda historia de época siempre hay una luz, una propuesta que se erige entre los momentos precarios de una sociedad y siempre a través del arte, aquí les presento una muy particular.
En el arte y la cultura siempre existen formas y cosas que pasan o deben pasar y en otras, uno las hace pasar como respuesta a lo anterior escrito de épocas y personajes; pues bien, Diego Reyes, un hombre de sonrisa permanente y de una generosidad que está a flor de piel a cada momento y en todo lugar, se impone entre nosotros, más allá por su temperamento y forma de pensar, con sus esculturas, que hablan con sus espectaculares rompecabezas retro-futuristas que sabiamente sabe armar y/o construir. Una serie que ha denominada de muchas maneras, pero que para ésta muestra decidió bautizarla ARTE OBJETUAL; inspirada en los conceptos del arte conceptual que recorrían Europa en el siglo XX, considerando dos cosas: dos miradas de toda creación de índole estético; por un lado el creador y por el otro el público que con el tiempo se proyecta como un ser del futuro.
«Según toda apariencia, el artista actúa a la manera de un médium que, desde el laberinto, al otro lado del tiempo y del espacio, busca su camino hacia un claro. Por consiguiente, si concedemos los atributos de un médium al artista, habrá que negarle, entonces, la facultad de ser plenamente consciente, a nivel estético, de lo que hace o de porqué lo hace: todas sus decisiones en la realización artística de la obra se mantienen en los dominios de la intuición y no pueden traducirse mediante un self-análisis, hablado o escrito o incluso pensado. T. S. Eliot, en su ensayo Tradition and lndividual Talent escribe: «el artista será aún más perfecto cuanto más completamente separados estén en él el hombre que sufre y la mente que crea; entonces, la mente digerirá y transmutará más perfectamente las pasiones que son su elemento». M. Duchamp.
Es así que D´Reyes como se firma en sus obras, tiene sus horas del día separadas por minuta o por labores que lo devanan, lo consumen.






Dedica su vida diaria entre la familia, su trabajo muy particular por demás, /en las calles uniformado de azul controlando los comportamientos de los vehículos y conductores, cosa difícil/, y, el más relevante, el creativo y estético; para éste, se apoya en la noche silenciosa y serena que posa en su corazón y mente para reutilizar construcciones tectónicas con elementos encontrados y otros comprados (cráneos humanos y de animales, tornillos, alambre, madera, cueros, blandos y duros, vidrio, pinturas entre otros) y acompañado del pensamiento, un estadio que le permite entender el mundo de los objetos desde las distintas orillas: del saber, el horror, la espiritualidad, el oficio y la reflexión; un noctambulo que piensa que el mundo individual se va acabar enseguida, donde aparece permanentemente la naturaleza de las cosas, para realizar sus esculturas con formas zoomorfas y otras de composiciones que lindan con el hilo delgado entre la vida y la muerte, al mejor estilo cinematográfico del género futurista, de películas, que uno sabe que existen, pero que las obras del maestro Reyes no han sido utilizadas, no porque no cumplan las características de calidad sino, que son únicas e inéditas en su estilo.
Hay artistas que gritan de muchas formas, que actúan de manera muy particular porque estos son los estilos propios de cada uno, que no se les puede alterar u mejorar esos estados, porque esos son su estilo, pero que entre los gritos múltiples de miles de artistas, hay otros que susurran y que miran el mundo con el rabillo del ojo y lo escuchan con la melodía de la armonía piana en medio del escozor que crea el mundo contemporáneo, y estos artistas son los que nos salvan, que nos sacan a flote por un instante, ese, que necesitamos para no morir súbitamente, gracias a ellos el mundo no es a blanco y negro, es por el contrario, ese mundo es maravilloso y nos recobra la conciencia para decirnos que estamos vivos.
«Hay millones de artistas que crean, sólo unos miles se ven discutidos o aceptados por el espectador y menos aún acaban consagrados por la posteridad». ibíd.
James Llanos Gómez
Curador