VIENEN MARCHANDO LOS NUEVOS INVASORES.

Recuerdo, porque me tocó vivirlo, aquellos tiempos aciagos cuando Pereira se convirtió en un santuario al que acudieron los desplazados por la violencia, la crueldad del corte de franela, y las masacres se ilustran con el increíble episodio cuando se asesinó a músicos que viajaban después de un concierto, cuando a la pregunta “ustedes quienes son” respondieron somos del conservatorio, apelativo que los ignorantes cuadrilleros asimilaron a un partido político; en el puente de Anacaro cada noche se escuchaba el plop, plop, de los cadáveres encostalados que se arrojaban al río, fueron entonces los: Sangre Negra, Chispas, el Payaso Reyes, Efraín Gonzáles, el capitán Venganza, los pájaros de Tuluá, los Chulavitas, aquella tropa que desplazaron a estas tierras, los llaneros de Guadalupe Salcedo, la fuerza armada del estado, los protagonistas de esa página terrible de nuestra historia.

Los mártires y combatientes de la violencia no cayeron, como lo narra el actual supremo, víctimas de un solo actor, sus causas y consecuencias fueron mucho más complejas. El presidente con su caracterización y generalización no está resumiendo la historia, lo dicho más parece una arenga a la tropa antes de un combate.

Colombia con bombos y platillos recibirá al mundo entero para hablar y defender el medio ambiente,  gravemente agredido por el hombre que se ha multiplicado  no solo en números sino en demanda de bienes y servicios que requieren del uso extensivo de la naturaleza, así para recibirlos, para ilustrar el compromiso de nuestro país con el entorno, nos encontramos con una carta dirigida al presidente Petro, firmada por los gobernadores del: Tolima, de Caldas, de Risaralda y del Quindío y de los directores de las cuatro agencias que cuidan el medio ambiente para que impida que los multimillonarios Amerindios del Cauca, ahora se apoderen del miles de hectáreas en el Parque Nacional de los Nevados, territorio protegido por la ley  y reconocido como sujeto de derechos y proveedor del recurso más vital para cuatro millones de personas que habitan en estos departamentos.

Que comunidades del Cauca, agresivas contra todos quienes  no pertenecen a su etnia, ahora disponen de millones de pesos producto del patrimonio público, tanto  dinero que supera ampliamente la capacidad de los departamentos para adquirir las miles de hectáreas que se está recuperando no es noticia, lo que es novedad es que aleguen que ese es territorio les pertenece y que  por razones históricas allí se pueden asentar, esa es una falacia; las tierras alrededor de Potosí hacen parte del territorio ocupado por los Quimbayas , quienes consideraban esas tierras como sagradas, allí no hay ningún vestigio de ocupación ancestral y por el contrario ellos las defendieron y protegieron y es lo que los planes de restauración buscan.

Lo que se está dando no es lo mismo de entonces, pero el desplazamiento de comunidades enteras, es uno de los generadores de violencia, situación que se repite aquí y allá, y se agrava cuando son patrocinadas por los gobiernos; esas guerras declaradas y ocultas que hoy se vive el mundo nos están tocando a la puerta.

Decía Simón Gonzáles, el heredero de Aurí, “sin amor todos somos asesinos” y nosotros reclamamos que se nos enseñe y finalmente entendamos de la guerra es la peor manifestación de la política, hago votos porque todos los augurios que propicia quien está tocando los tambores y las trompetas se silencien y que cada uno de los actos, aquellos con los que ampara a quienes: hieren, destrozan, atropellan, se apoderan de lo ajeno y de los más precioso que tiene el ciudadano como es su vida, sean acallados por el llanto de las viudas, de los huérfanos, de todos estos nuevos mártires víctimas de violentos y corruptos poderosos que ahora portan los blasones, los escudos de armas de la esa nueva tropa pagada.