Lo ideal en cualquier transacción que se haga en un mercado es que tanto el comprador como el vendedor tengan la misma información de calidad y oportunidad. Con el libre juego de oferta y demanda se puede acordar un precio justo en la compraventa de un bien o servicio. Pero esto no siempre ocurre y muchas veces una de las partes tiene más y mejor información que otra. Se conoce como un fallo en el mercado, también denominado como “información asimétrica”. Sucede cuando el vendedor posee un conocimiento mayor que el comprador.
La información asimétrica es la división del conocimiento, tal como se aplica a cualquier escenario económico. Por ejemplo, los médicos suelen saber más sobre las prácticas médicas que sus pacientes. Debido a que tienen una gran formación que los pacientes no tienen. Como ha descubierto la economía, la asimetría de la información tiene un efecto profundo tanto en las decisiones individuales como en los resultados del mercado y en las decisiones del sector público.
La presencia de información imperfecta puede disuadir a compradores y vendedores de participar en el mercado. Los compradores pueden mostrarse reacios a participar porque no pueden determinar la cantidad y calidad de un producto. La información perfecta se refiere al hecho de que cada jugador tiene la misma información que estaría disponible al final del juego. Es decir, cada jugador conoce o puede ver los movimientos de los otros jugadores. Por ejemplo, en el ajedrez, cada jugador ve las piezas del otro jugador en el tablero.
El desequilibrio de información provoca ineficiencia en la determinación del precio de bienes y/o servicios específicos. Hoy tenemos un caso que ha sido objeto de múltiples debates debido al gran impacto que generaría para la economía del Eje Cafetero. Es el proyecto de la posible renovación de la concesión de Autopistas del Café. Una intención grisácea, con información acumulada en 30 años, situación le da una gran ventaja en contra de un nuevo modelo, y generaría tarifas de peajes al alza. Hace muchos meses hay un intenso lobby ante el gobierno nacional y en las comunidades en mostrar sus bondades, que son muy pocas.
Hay voces notables que han hecho visible la falta de información, de claridad y de una gran inconveniencia. Lina Arango, quien ha sido un gran estandarte de persistencia en informar a toda la comunidad acerca de las notables fallas, la incongruencia, no solo el gran desequilibrio económico de proyecto, sino que es una barrera al desarrollo económico. La representante a la cámara, Carolina Giraldo se apartó de las firmas de alcaldes, gobernador, congresistas y representantes de los gremios de Risaralda. Dicen representar al pueblo, pero actúan de manera diferente, en lo que si están de acuerdo es que somos muy apreciados cada que hay elecciones, de resto somos el olvido.
En intervención del 17 de septiembre de 2024, el Dr. Juan Guillermo Ángel advirtió en el Congreso de la República, y dio algunas cifras: inversión en obras de largo plazo, por $2,8 billones de pesos y gastos permanentes en operación y mantenimiento, por $2,7 billones de pesos, para un total de $5,5 billones. Que en rectificación de la ANI estos valores pasaron a ser de $1,92 y $1,84 billones, y que en el último informe que presentó Autopistas del Café S.A. a sus propietarios, la cifras son ahora de $1,65 y $1,74 billones de pesos. Manifestó que el proyecto tiene una TIR (Tasa Interna de Retorno), del 31%. Una rentabilidad excesiva que atrajo inversionistas de Australia, que está dispuesta a asumir riesgos en Colombia. El recaudo en los 30 años bordea los 10 billones de pesos en valor presente. Nos muestra cifras muy dispares. Estas grandes diferencias debieron ser motivo de duda suficiente para desestimar el proyecto.
¿Cuáles son las cifras reales? En Colombia una TIR razonable está en el rango del 14% al 16%. La TIR de este proyecto sería más del doble. ¿Cuáles son los verdaderos costos y gastos? Pregunta, que reitero, y a la que debemos enfocarnos, ¿qué entidad de alta credibilidad certifica si éstas últimas cifras son las correctas? Los cierto es que existe información asimétrica. En finanzas hay un concepto elemental, pero fundamental, hay que tratar de incrementar los ingresos y disminuir los costos y gastos en una compañía para obtener utilidades. Cuando se construye el modelo financiero como una APP para presentar a un tercero, en este caso el gobierno nacional, la conducta tiende a ser contraria, hay la propensión de informar ingresos menores, y presentar mayores costos y gastos. De esta manera se logra un plus oculto de mayor rentabilidad. De ahí su ahínco por cuidar el velo corporativo como una manera de ocultar la realidad financiera. Una conducta ampliamente estudiada en regulación económica. El gobierno nacional debe hacer un mayor esfuerzo en obtener información oportuna y de calidad, es decir, describir una situación en la que todos los participantes de esta transacción tengan la misma información. Así se podría disminuir el número de peajes en el modelo.
Aunque es una iniciativa privada y tiene reserva de la información, la ANI sí debe desarrollar sus propios estudios, técnicos, legales, financieros y ambientales que le permitan tomar decisiones acertadas. Debe escuchar las necesidades de las comunidades, no es solo “contarle al calor de un tinto”, qué es lo han realizado, es llegar a consensos.
Aparte de las consideraciones arriba planteadas, la región requiere obras y mantenimiento de sus vías que desarrolle su economía. Logar la conectividad entre las tres capitales es fundamental, construir y mejorar vías secundarias y terciarias que mejoren la productividad del campo. La propuesta de Autopistas del Café no presenta una mejor conectividad y competitividad turística, comercial y empresarial en la región. Es de conocimiento general cómo ir de visita a los diferentes municipios del Eje Cafetero se ha convertido en toda una odisea, con vías estrechas y falta de mantenimiento, además de pagar los onerosos peajes. No soluciona el intervalo vial entre Pereira y Dosquebradas desde punto 30. No tiene sentido invertir el 70% en una vía tangencial que no mejora la movilidad al interior de los tres departamentos. La vía La Paila – Calarcá, se podría financiar con recursos de regalías, valorización y plusvalía que genera su construcción.
Se debe hacer una revisión integral del modelo de APP en Colombia, mejorar la legislación en varios aspectos. La información debe tener más publicidad y conocimiento público. El Eje Cafetero tiene 15 peajes en su geografía, que no es extensa. Si bien se debe trabajar de la mano del sector privado, no es menos importante tener el control absoluto para no ceder rentas por encima de la rentabilidad esperada de mercado para un negocio de riesgo similar. Es muy importante un giro total en la política pública por parte del gobierno nacional para potenciar el desarrollo de este modelo en donde todas las partes ganen, sin derrotados. No más de ceder rentas al amparo de que lo privado es mejor, no siempre ocurre. Desde hace años se han desmantelado las instituciones públicas con el talento humano, las han infantilizado, facilitando el ingreso descomedido del privado. Mariana Mazzucato, en su libro “El gran engaño” nos muestra con claridad el error cometido por muchos gobiernos.
Vemos como los organismos de control poco hacen en defender lo público. En el 2022 se cayó el puente El Alambrado que tiene a cargo esta concesión, hoy no conocemos responsabilidades por este evento que tuvo un gran costo para la economía del país. Estas situaciones deberían tener sanciones ejemplares. Esta concesión no puede ni debe ser renovada, hay que sacudirnos. Siempre se debe tener dominio del tablero de ajedrez para conocer cómo se mueve el otro jugador.
Un excelente análisis técnico digno de ser tenido en cuenta.
Lo del puente El Alambrado fue una verguenza en la que aún caben responsabilidades. En el Eje Cafetero tenemos la mayor cantidad de peajes por kilómetro cuadrado y el mayor costo en $ por kilómetro lineal de recorrido de todo el país, situación que no va se debe perpetuar. Este es el momento