OJO CON EL CINE
Gracias al odio, el de Israel y el de ese mono raro con pinta de loco y atontado de nombre Putin que se la montó a Ucrania claro, este fin de año es muy diferente al fin de años anteriores. Ni los que se untaron de PANDEMIA fueron tan negros, tan tristes, tan dolorosos. Y todo el mundo piensa y se remonta al verdugo enano de nombre Hitler que los mortales de después de los años cincuenta, se niegan a creer que existió en la vida real.
Convertir a Gaza, una pequeña franja poblada por gente inocente en un campo de guerra sin defensa, que se ha visto aniquilar de manera vergonzosa ante los ojos ciegos de todo el mundo, ha sido la noticia que ha permitido a cineastas, poetas, escritores, pensadores y artistas de todo el mundo, a gritar con sus habilidades por la liberación y la paz de esos seres humanos que se han ido borrando paulatinamente de la faz de la tierra.
En mi chat favorito, el de los amantes del cine, la poesía, la vida, el amor, la paz y lo humano, ya nos es prohibido anteponer el tema del dolor al de la alegría en estos momentos que se supone son de alegría, para referirnos a la tristeza que esa realidad nos obliga al ahogo y a la ceguera. Amigos como James Llanos, Javier Gómez y Gonzalo Restrepo que me regañan cuando les comparto poemas tristes de despedida de grandes pensadores palestinos, de cineastas, de artistas que dibujan con maestría el dolor, de fotógrafos que capturan los más tristes momentos de angustia, porque nos sugieren que debemos también solidarizarnos con el resto del mundo que desea mirar al cielo con otros ojos, la vida con otras ganas y al mundo entero con mejores esperanzas, lo que nos obliga a dejarnos llevar por una extraña solidaridad que pone a nuestros corazones a palpitar de manera diferente, pero con dudas.
Por ello, deseo compartir, así me regañen de nuevo algunos de los compañeros que habitan este territorio cibernético (y me le escondo a otros que también pienso que si los miro a los ojos me regañarían también, porque sé, algunos y algunas tienen unos ojos preciosos) porque lo hago en esta mi columna de cine de hoy, algunos pocos testimonios y creaciones que tienen que ver con esa absurda realidad que nos ha tocado vivir, y que son los siguientes:
Terrorismo
Cayó la tarde
los almacenes ya bajan sus persianas
Lejos en Oriente hay guerra
¿La mano que pasa la página
no presiente acaso el final?
¿Y el paso que da el transeúnte
no anuncia el fin del camino?
¿Y el aire que se respira
no se siente como el último?
El terror está detrás de la piel:
el no ser
El gran terrorista,
Dios
por hacernos mortales
Así nos acercamos a Dios
dicen los yihadistas.
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«Había que aprender a amar con los ojos abiertos. Después de todo, el cine es el único sueño que se tiene con los ojos abiertos. Una sala de cine es el único lugar en el que, a oscuras, vemos más. Si yo fuese arquitecto me especializaría en la construcción de cines. No ya por amor a las películas, sino porque no me parece que haya misión más poética de la arquitectura que la construcción de espacios donde la gente va a soñar.»
Eliseo Subiela
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Con razón: Un hombre mirando al Sudeste.
Después del Che, el revolucionario, Eliseo Subiela, el cineasta, es el otro argentino que me ha descrestado…
Y por favor, me disculpan.
No desperté sino a esto, a leer lo que me hubiera gustado escribir a mí.
Subiela se aprovechó de mi sueño.
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«Ya no tengo ninguna esperanza de sobrevivir como la que tenía al comienzo de este genocidio, y estoy segura de que moriré en las próximas semanas o tal vez días… Mi mensaje al mundo: No son inocentes de lo que nos está pasando a nosotros. A ustedes como gobiernos o pueblos que apoyan la aniquilación de mi pueblo por parte de Israel, no los perdonaremos… la humanidad no los perdonará… aunque muramos, la historia nunca lo olvidará.»
Bisan Owda
Cineasta palestina.