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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadBARRERAS O GENIALIDADES DEL LENGUAJE

BARRERAS O GENIALIDADES DEL LENGUAJE

Hace un par de semanas tuve que detenerme frente a la pantalla del televisor, para escuchar a un comediante costeño en una sesión de imitadores y ahí en medio del chiste y haciendo uso de la prosodia para realzar su actuación, meditaba al respecto, porque incluso en la costa colombiana, ese “ERDA”, tan común es diverso, dependiendo del tono usado para ubicarlo en el norte, oriente o sur. Genialidades del lenguaje.

Ante el fenómeno que se vive cotidianamente en la interacción personal y el uso inadecuado del lenguaje, es necesario adentrarse en aspectos desconocidos por muchos y quizás a través de ellos evitar ocasionar más rupturas de las ya presentes.

Quiero hacer alusión de manera puntual sobre expresiones que si bien es cierto nos identifican, también pueden generar incomodidad y por qué no, irrespeto. Caso concreto el de las variaciones sociales del lenguaje, como la diafásica, el lenguaje a través de los registros; la diatópica, ese lenguaje que se torna diferencial debido a la ubicación geográfica; y la diastrática, aquella estratificación del lenguaje.

Colombia por el hecho de estar distribuido geográficamente en departamentos, cada uno ocupa un lugar específico, con factores determinantes entre sus pobladores, los hace únicos. Dicha diversidad muestra esa genialidad de nuestra idiosincrasia; ahí también, se hacen presentes las variables dialectales o modismos, que los diversifican.

En este punto tomo como ejemplo, el pacífico colombiano. Si lo visitáramos disfrutaríamos de exquisitos platos, diversos sabores que no hallaremos en otra zona colombiana, pero, por otro lado, hallaremos expresiones que suenan enrarecidas para quienes vamos de paso. Esto para combinar un poco la gastronomía presente en cada rincón y que yace acompañada de esas manifestaciones al hablar. Conocer el lenguaje es tarea complicada.

Cuando nos reunimos en familia o con amigos, hacemos uso de la informalidad que brinda el contexto en el que nos hallemos, surgen palabras no convencionales para ese ambiente. No ocurrirá lo mismo si me dirijo al jefe o a una persona que cuida del lenguaje. En este caso es el registro el que marca la diferencia y estaríamos refiriéndonos a la diafásica. Expresión que se traduce a través del registro. Todo depende del contexto.

Ahora bien, mirar el lenguaje desde la geografía, es otro aspecto interesante si analizamos dichas variaciones sociales.

Veamos el caso de la diatópica: a través del sitio en el que nos encontremos. Estoy en un restaurante pereirano y solicito un perico para desayunar, disfrutaré de unos huevos preparados con cebolla y tomate; sin embargo, si este mismo perico lo solicito en Bogotá, me sorprenderán con un café en leche. Una palabra con significado diferente, dependiendo del lugar: topo

El lenguaje no está exento de parodias para mostrar el valor que debemos brindarle, caso concreto lo que hace ese personaje de Sábados Felices, Chester al personificar la diastrática con Maxwell, El Gomelo y El Ñero. ¿A qué aludo con este ejemplo? Se centra en otra variación: Diastrática: a través de la estratificación social.

El lenguaje también se estratifica: lenguaje culto, estándar y vulgar.

Lo delicado de este planteamiento es que, al desconocer estas tres variaciones, sentimos que estamos ofendiendo o nos están ofendiendo, de ahí parte mi discurso. Ese es el detalle a través del cual ratificamos esa variedad lingüística de la que gozamos, nos hace únicos. Precisamente por esa circunstancia hay que revisar conceptos. En la diastrática hay tres escalas: la primera es el lenguaje culto, es decir, aquel que se cuida, el de las personas con academia; el lenguaje estándar, aquel que lo usan sin tanta rigidez, y por otro lado está el vulgar, para quienes lo usan de manera incorrecta, descuidada. No puede confundirse con “vulgaridad”, se trata del uso incorrecto del mismo, como: déntrese, o llevao.

Los países que comparten con Colombia el mismo idioma, cuentan con estas variables, por ello, si vamos de visita a Chile, cuidado al llamar a un niño, allí es GUAGUA. También si requiere una camiseta en Venezuela, solicite una FRANELA. Ahora, si visito España en verano y deseo ir a la playa, debo usar el BAÑADOR.  Estos apenas son unos ejemplos que nos acercarán a comprender las curiosidades de un idioma. Hay otras expresiones que son dignas de análisis.

Lo anteriormente expuesto, como todo, tiene unas connotaciones y excepciones: La primera alude a tener en cuenta la edad y el sexo. No puedo usar un lenguaje estándar o coloquial cuando me encuentro en medio de personas adultas a quienes les incomodarán esas expresiones, merecen respeto; igual puede suceder con personas de diferente sexo. En cuanto a las excepciones, refiero que una persona criada en el campo, vive con sus propias convenciones, usa el lenguaje a su manera y sería un irrespeto, vulnerar lo que está tan arraigado, lo que sí es cuestionable es la tendencia a usarlo de manera vulgar, pese a tener algo de academia, un estudiante no debería usarlo. No podemos continuar caminando con las ideas, frases, palabras impuestas por unos, vocablos que se viralizan y se adoptan como correctos. En ese caso, no honro ese legado.

Levanto mi tono para salvaguardar el idioma a través del uso adecuado del lenguaje. Es una pena, aceptar lo que le está robando esencia.

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