Por HERNANDO AYALA MELGAREJO
¿Infantilizar ciudadanos, retroceder y prevalecer?
Con Covid19 y vacuna voluntaria vamos a gestionar la vida sin reversa
dicen los japoneses.
Asuntos públicos propios del ejercicio pleno de ciudadanía, sintetizada en el principio de
autonomía, la competencia imprescindible para vivir en sociedad con libertad y
autodeterminación sin restricciones, están sobre la mesa al inicio de 2021 año marcado
como nuevo comienzo en una coexistencia distinta a la normalidad precovid 19.
Democracia versus autoritarismo, libertad de expresión, censura y monopolios corporativos controladores, restricción de derechos más drástica, déficit de ciudadanía digital y desbandada por anuncios de captura de datos en aplicaciones de mensajería
digital como WhatsApp, marcan la agenda global enero 2021.
La parábola del aguilucho, clásica para enseñar autogobierno en vida propia a cada hijo
frente a su facultad de libre albedrío, enseñó que tan pronto el águila sacó de su nido a su cría, este tuvo que volar sí o sí, por cuenta propia o el fondo del abismo sería su final.
En la naturaleza las especies funcionan con esa coherencia biológica y ser autónomos no es una opción si de preservar vida se trata. Sin autonomía no hay viabilidad existencial.
Ciudadanos en territorios locales, regionales, nacionales y en trashumancia global, están
viviendo una involución que promete desandar un largo trecho alcanzado en derechos y
autodeterminación. Código de policía hasta para salir a respirar o comprar agua. Sin ley
impuesta no somos capaces de responder por nuestra vida, es el mensaje que ha certificado en su realidad de calle la población en Latinoamérica. Menos responsables que el aguilucho.
Dos millones de humanos fallecidos quince meses después, entre siete mil quinientos
millones de personas en el planeta, hablan de la letalidad de la peste y la proporción en el comportamiento del universo de humanidad en vida. ¿Está en crisis la capacidad de los
humanos para desempeñar su autonomía de sobrevida? o son los sistemas públicos como
salud y educación los que están en evidencia en esta pandemia. Son muchas las lecturas
posibles del fenómeno, pero no es la mayoría de la especie la que no está entendiendo lo
que el aguilucho es capaz de entender por instinto y naturaleza.
Lo público que en cultura justa en una sociedad al derecho debería ser gobernanza plena
de todos los asociados, es manejado por las veleidades autoritarias de gobernantes
en proselitismo constante que fungen en la coyuntura como tutores de la vida de todo
mundo en su comarca o territorio. «La gente no sabe cuidar la vida, nos toca imponer
régimen policivo para todo con impedimento de movilidad y derechos fundamentales» es
el expediente con el cual todo está controlado en la vida de la gente. Hay que ver el encarte no deseable para nadie de alcaldes inexpertos en grandes ciudades de Colombia con el desmadre del contagio por mal comportamiento y mal manejo. Mandatarios en cantaleta televisiva diaria creen que entretienen más gente para que contamine menos.
Los datos empeoran. Una sociedad educada, formada, tendría suficientes herramientas para responder por su protección y vida saludable, cuidar integridad como lo hace la mayoría de la humanidad que no está contagiada. No es posible en una sociedad embrutecida, confundida, desinformada, engañada, manipulable, adicta a comer cuento y a la pelea de los odios sectarios, que es el estanque en el que navegan las estructuras de política venal, criminal con la pandemia de corrupción que tiene cómo justificar con covid 19 el desastre que van a dejar en este tiempo donde nadie va a responder por nada. Covid19, castrochavismo y comunismo de Cuba, son los insumos del coctel de veneno engaño listo para seguir en lo mismo sin responder en 2022 por el desastre a reelegir.
Las pandemias de coronavirus, corrupción, populismo e incompetencia movieron el
péndulo electoral en los Estados Unidos, oscilante en el bipartidismo que vió amenazada su estabilidad por la disrupción de un populismo que llamó a insurrección, polarización que no cederá con el inquilino, rostro de vieja data dentro del establecimiento en la Casa Blanca.
En territorio Latinoamericano donde nadie responde y menos en desastre, la ausencia de
autonomía ciudadana en las urnas, la división de las oposiciones, el control de los aparatos de propaganda y el confinamiento de quienes no se exponen en ningún tiempo, sin pandemia y menos con ella, van a hacer que los populismos autoritarios, saqueadores de lo público, sigan en su depredación feudal.
El estadio de desarrollo social alcanzado en Estados donde es posible la Gobernanza de lo
Público con derechos efectivos y control ciudadano corresponsable, no llegará en
sociedades donde hay suficiente turba cautiva por los populismos capaces de mimetizar el desastre como favor y costo de protegerlos a todos quienes viven del engaño del demonio comunista que viene a quitarles todo lo que ya ha sido quitado por las estructuras de corrupción, desplazamiento y violencia con impunidad en los territorios. El desastre es un iceberg de raíz profunda sin fondo, que no quieren ver los analfabetismos políticos ciudadanos.
EMPATE_21 Integridad Juego Limpio sintonizados con la diversidad para humanizar
humanidad.