Por Claudia Esperanza Castaño Montoya
Los actos de violencia cotidianos, desde peleas por intolerancia hasta masacres motivadas por «convicciones de vida» —como tiroteos en escuelas o actos en nombre de la «divinidad», la política o la ambición material— están generando más violencia. «Poner la otra mejilla» no es un acto de cobardía ni de miedo; al contrario, es un acto de amor incondicional hacia uno mismo y hacia los demás.
No es una frase trillada cuando se vive y actúa conscientemente, cuando se está despierto, cuando se decide vivir en la verdad, en el mundo real, no en el que crea nuestro ego, que nos empuja hacia la irracionalidad y la ignorancia infinita. Actuar desde el ego es habitar una irrealidad.
Cada uno de nosotros, iguales en nuestra esencia, vive un proceso único, personal e intransferible hacia el despertar de la conciencia. En este camino, nos desprendemos de nuestros egos, aligeramos nuestras cargas y comenzamos a vivir desde y para el amor incondicional. Las experiencias de otros pueden servirnos de ejemplo y acortar el trayecto hacia este despertar. Este, en mi opinión, es el verdadero propósito de la educación.
Pero no hablo de una educación desde el discurso, sino desde el ejemplo. Educar desde el ser para el saber, no desde el saber para ser. No desde la razón, sino desde el corazón. No desde la obligación, sino desde la convicción.
El rol del docente debe trascender hacia el de maestro, superando las metodologías uniformes y universales. Es hora de recobrar la sencillez y el sentido común, que llevan al conocimiento auténtico, relevante y significativo.
Educar es facilitar ambientes donde los seres humanos decidan ser felices, estén en paz consigo mismos, con los demás y con su entorno. Seres humanos que se desafían, se respetan y son fieles a sus convicciones. Es más sencillo de lo que el ego nos permite ver: es tan simple como entender y aceptar que es mejor estar bien que «tener la razón». Solo así superaremos las barreras que nos llevan a violentar al otro por defender lo que representamos, en lugar de LO QUE SOMOS.
(La base fue publicada en el No 3 de la Revista Emoción y Espíritu, todas las encuentras en https://emocionyespirituorg.blogspot.com/2022/12/revistas.html )
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