Las ejecuciones extrajudiciales son homicidios deliberados consentidos por agentes del Estado, que se amparan en su condición de privilegio, para justificar el crimen, sin pasar por un proceso judicial. Este concepto está relacionado con la expresión patente de corso, que se refiere a la carta patente o documento oficial que alguien podía presentar para demostrar que estaba autorizado a emprender una campaña naval para perseguir a los piratas o a embarcaciones enemigas, con el propósito de saquearlos, no como una acción de guerra, pero si por barcos autorizados por su gobierno.
Según el derecho internacional humanitario, una ejecución extrajudicial es un caso de violación a los derechos humanos que consiste en el homicidio de una manera deliberada de una persona. En Colombia durante el gobierno de Laureano Gómez fueron famosos los crímenes cometidos por la “policía civil”, creada por el gobierno y que le dio origen al paramilitarismo. El siglo XXI recrudeció y amplificó la violencia contra la población campesina, cuando en el gobierno de Álvaro Uribe, se aliaron los grupos paramilitares (AUC) con los organismos del Estado y perpetraron cientos de masacres, siendo la más icónica la del ARO, donde un grupo de 150 paramilitares de las autodefensas de Córdoba y Urabá masacraron decenas de campesinos. Para esta masacre se mencionó que se utilizó un helicóptero de la gobernación de Antioquia para transportar a los paramilitares.
El presidente de los Estados Unidos Donald Trump, ha desplegado una ofensiva paramilitar en las costas del Caribe con el pretexto de combatir en el mar el narcotráfico. Prácticamente cada lancha que zarpe sobre las costas de Venezuela es eliminada de facto. En este ejercicio de demostración de fuerzas e intimidación ya han sido asesinados extrajudicialmente más de 65 personas. Primero disparan y después aseguran que eran narcotraficantes. Ese es el más claro ejemplo de ejecuciones extrajudiciales, donde el implicado no tiene ningún derecho ni ninguna posibilidad de explicar su caso.
Todos los que creemos en el debido proceso y en la justicia nos preguntamos, por qué esa fuerza desproporcionada de equipo de militares americanos no intercepta las lanchas, verifican y capturan a su tripulación. Por qué esas ganas de matar a la tripulación de las lanchas, para mostrar ante el mundo la capacidad de fuerza letal de la marina de los Estados Unidos, como una forma de chantaje a cualquier gobierno que no acepte su forma de actuar y su forma de pensamiento. El objetivo es el petróleo de Venezuela, causándole incomodidad a China para que transite hacia Venezuela.
También uno podría explicarse, cómo hay dirigentes colombianos y venezolanos, que aplauden esta demostración de fuerza en los mares del Caribe y del Pacífico con el único propósito de congraciarse con el presidente Trump determinador de estos crímenes extrajudiciales de venezolanos y colombianos. Dijo el expresidente Uribe: “Buenas noticias para la región, malas noticias para los narcos”. En igual dirección se expresó la senadora María Fernanda Cabal: “Así hay que actuar contra al crimen”. De manera implacable”. Muy diferente piensan muchos dirigentes colombianos. Dijo la escritora Laura Restrepo: “Si los barcos tenían droga o no, nunca lo sabremos, no hay evidencias, pero hay una condena a muerte a priori, no se considera llevar la gente hacia la justicia”. Más temprano que tarde a estos criminales que autorizan y ordenan estos asesinatos les caerá la justicia.
JAIRO ARANGO GAVIRIA
Noviembre 2025


