Nostalgia para muchos de quienes escuchamos esa canción una y otra vez, a veces nos traslada a momentos no muy sentidos que queremos no recordar por lo triste de los mismos, muchas veces preferimos esconder en el fondo de nuestro corazón la tristeza que nos hace aparecer una que otra lágrima la cual queremos esconder furtivamente porque nos haría menos machos y en esta sociedad no se perdona, nuestro padre nos enseñó con sus palabras que los hombres no deben llorar y que solo eso era menester de las mujeres, eran otros tiempos, hoy todos lloramos a la par de las damas con el brindis de una copa al escuchar el sonido de una hermosa canción o ante las penurias que a diario nos ocurren sin distingo de ninguna índole, cómo no volver al pasado donde los juegos infantiles eran pan de cada día en los jardines escolares donde al lado de una profesora disfrutamos sin cansancio y con sonrisas infantiles ese mundo mágico del cual nunca deberíamos haber salido porque alli todo es color de rosa, el paso del tiempo no perdona y a todos nos cobija para bien o para mal llevándonos de la mano la alegria o la tristeza según el vals de la vida que nos ha correspondido bailar, para unos pocos la fortuna de vivir de manera plácida y sin contratiempos es algo privilegiado, para otros que son una inmensa mayoría el calvario de ver cada día el sol a sus espaldas sin esperanzas de lograr un mejor mañana para si mismos o sus hijos, no porque ellos lo quieran sino por la exclusión de una sociedad que les niega la oportunidad de tener los mismos derechos que en otro país le son brindados a muchos sin diferencias sociales, logrando con equidad y justicia un futuro anhelado por ellos, diferente ese sentir y la realidad que día a día nos señala ese camino de la vida tortuosa de miles de colombianos quienes no tienen garantizados unos mínimos de subsistencia sin caer en un asistencialismo a veces cómplice de un estado que prefiere este sistema al educar el ciudadano para que a través del conocimiento pueda generar oportunidades de cambio en su modo de vivir y por ende lograr muchas de esas oportunidades que le son negadas hoy pero que podemos cambiar la historia para que los caminos de la vida que alguna vez nos imaginamos se conviertan en realidad y no sean tan difíciles de andar en un mundo muchas veces sin sonidos sin voz y sin palabras.
Óscar Cruz Ramírez


