Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

EspiritualidadEl coronavirus como teoría conspirativa

El coronavirus como teoría conspirativa

Por: Miguel Ángel Rubio Ospina

Los latinoamericanos por antonomasia somos proclives a creer (más a crear) en teorías conspirativas sobre temas que de cuando en cuando sorprenden la vida diaria, dan un nuevo enfoque a la historia, o nos derrumban todo cuanto creíamos de cierto frente a un acontecimiento político especifico.

De las primeras teorías conspirativas de las que tengo memoria, tiene que ver con el atentado del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas de Nueva York y al Pentágono; sobre esto, se ha dicho tanto sin acervo probatorio, que hay quienes afirman a pie juntillas, que los dos aviones lanzados contra esas construcciones los envió por órdenes expresas, Bush, entonces presidente de los Estados Unidos, buscando razones para justificar un ataque en Afganistán contra Al Qaeda y Osama Bin Laden. Nadie jamás, probó de modo contundente, que dicha teoría fuese cierta.

Otra teoría conspirativa que recuerdo es aquella sobre la ida del hombre a la luna en 1969; de esto se ha dicho, sin pruebas por supuesto, que todo fue un montaje de los norteamericanos para ganarle mediáticamente la carrera espacial a los rusos y posicionar a Estados Unidos como la potencia  de occidente. Sobre este hecho, sólo podemos confiar en las imágenes de Neil Armstrong poniendo su pie en la superficie lunar y dejando una huella que aún debe estar ahí.

En Colombia, que no es la excepción, recuerdo una teoría conspirativa muy difundida, que tiene que ver con el expresidente Samper, del cual se dice, fue víctima de un montaje por parte de la CIA, de quienes se rumora armaron un complot para incriminarlo en nexos con el cartel de Cali.

De las más recientes teorías conspirativas está la esgrimida por la extrema izquierda, que llegó a afirmar que el cáncer del comandante Chávez fue inoculado por los gringos para matar al máximo líder del socialismo del siglo XXI; nada más lejano de la objetividad y la realidad, y que responde a una idea medio mesiánica de defender a un líder por encima de toda lógica y razón.

El coronavirus, la primer pandemia Mundial de este siglo XXI, también ha sido explicada por colectivos políticos extremistas, fanáticos desinformados y alguno que otro friki de las redes sociales, de extrema izquierda y de extrema derecha, como una guerra biológica entre China y Estados Unidos por la hegemonía económica en el mundo.

Otros aseguran, ya rayando en lo folclórico y medio sensacionalista, que tiene que ver con una sopa de murciélago que, en algún lugar de la China, transfirió el virus de un ser a otro, desatando lo que ya sabemos, hasta las consecuencias que estamos viviendo; incluso ronda una publicación de algunos teóricos mundiales sobre el tema, llamada Sopa de Wuhan.

Algunos más escépticos, creen que no es más una gripa hiperinformada y que todo responde a un nuevo reordenamiento de las fuerzas mundiales.

Sea cual sea la razón por la que este virus COVID 19 nos tiene a todo el mundo confinados en las casas y a otros en hospitales, sin contar los fallecidos, no es responsable, bajo ningún criterio ni justificación política o religiosa, pues no faltan los partidarios de Nostradamus o el Apocalipsis, la difusión de Fake news y noticias sensacionalistas, que lo único que hacen es difundir miedo, odio, intolerancia e ignorancia en la masa.

La izquierda ha caído en el juego; una partidaria de la ultra izquierda me ha insultado al pedirle fuentes por una afirmación conspiranoíca, rebajándose al nivel de Pablo Felipe Mejía, senador del Centro Democrático, famoso porque grita y desacredita a todo aquel a quién no le dé razón o  no apruebe sin chistar  sus afirmaciones.

El coronavirus es una realidad política, medica, científica, social, como se le mire, y como realidad deberá enseñarnos algo, algo que aún no sabemos del todo qué es, y ojalá que entre las cosas que nos deje, sea la capacidad de pensar sin apasionamientos enceguecedores y fanatismos anacrónicos. A los «conspiranoícos» les recomiendo que  lean en cuarentena; una mente desocupada y vacía, es más peligrosa encerrada que  una mente informada y libre.

Artículo anterior
Artículo siguiente

1 COMENTARIO

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Más articulos