ESCAMPAVIA.
L´etat, c´est moi, es la frase que se le atribuye al rey Luis XIV, cuando, con escasos 16 años de edad, se presentó ante el Parlamento de París, para dejar bien claro quién era el monarca, soberano y dueño indiscutible de todo y de todos, en pocas palabras la más clara expresión del absolutismo.
Pensamos que la tiranía era algo del pasado, dejó de existir cuando se estableció la separación de los poderes del estado; independientes, pero con la condición de colaborar para el buen desarrollo de la comunidad que le ha delegado y entregado parte de sus libertades, a cambio de que se garantizaran sus derechos, los fundamentales, como son: el derecho a la vida, a la honra, a la propiedad, a profesar creencias, a la libertad de pensar y expresar, en fin es el que Rousseau llamara el contrato social, el cual ha sido reconocido y consagrado en las constituciones y las normas vigentes en todas las democracias.
Petro, electo con el 50.47 % de los votos depositados en el pasado certamen electoral, conquistó la mayoría es cierto, ha sido ungido como jefe del ejecutivo, pero por un estrecho margen, quizás el menor del que tenga memoria la historia Colombiana, ello sin embargo, como dice el leguaje popular, se le ha subido a la cabeza, a tal punto que repitió la frase el jovenzuelo y arrogante Luis XIV, cuando le dice de un lado al fiscal; “el jefe del estado soy yo y por lo tanto soy su jefe” y de otro lado, cuando amenaza al poder legislativo y a las cortes, con que si no le aprueban todo aquello que ha propuesto, les echaría encima a la turba incendiaria, a la revolución, en lo que algún político europeo, de cuyo nombre no me acuerdo, decía que Petro es un caso único, ya que está comandando una revolución contra el estado, es decir en su contra, dado que él es quien ocupa la Presidencia de la República.
La soberanía de cada uno de los tres poderes se diseñó para establecer pesos y contrapesos y así evitar la tiranía, misma que se da cuando alguien asume el poder absoluto, sistema de gobierno que se derrumbó con la revolución francesa, así aún existan monarcas, figuras casi decorativas, que atienden a visitantes, así ellos los desprecien y critiquen, como lo hiciera nuestro presidente antes de pisar el Palacio Real y recibir los collares que generosamente dispensa la monarquía española.
Coletilla: la pirámide de Keops, la mayor de los tres grandes, requirió de más de dos millones de bloques y cien mil hombres y tardaron 27 años erigiéndola; el aeropuerto rebautizado del Café, inició su peregrinar hace 45 años, un proyecto financiado en su mayor parte por todos los colombianos, en donde también hay enterrados, sin justa causa, dineros de los caficultores y en menor escala dineros de región.
No he encontrado un informe detallado de cuánto se ha gastado, sin embargo, solo para hacer un cálculo, traiga usted a valor presente una sola partida, los $ 120.000.000.000 de hace 13 años para concluir que son muchos billones de pesos, perdidos en terraplenes colapsados, en los estudio y diseños repetidos una y otra vez y en los indelicados manejos denunciados.
A todo esto hay que sumar los seiscientos mil millones de pesos recién incorporados y el casi un billón de pesos que harán falta, un esperpento cuando el registro histórico más alto nos muestra que 200 pasajeros, en promedio día, se embarcaron en La Nubia y que esta gigantesca inversión le ahorrará a esos pocos viajeros 21 minutos de viaje por carretera, si abordaran en Matecaña, demanda de pasajeros que no crecerá puesto que, quienes abordan en Pereira y Armenia no pueden considerarse como usuarios permanentes. Como dice Gustavo Álvarez, como se despilfarra el dinero para satisfacer la vanidad de una élite.
La misma respuesta, acusaciones sin prueba alguna para tapar el sol con un dedo
Desvergonzada la forma como el Fiscal Barbosa evade su responsabilidad y encubre a los narcotraficantes y adláteres del clan del Golfo. de forma maquiavélica crea una cortina de humo para centrar el asunto a una intervención abusiva de poder de Prtro. El presidente, como jefe de estado y todos los colombianos, tenemos el derecho de denunciar las podredumbres en ese ente de la justicia. No han faltado los lameculos de la extrema derecha que en este insuceso han encontrado el pretexto para llamar a Petro dictador.